Capítulo 10: Semi final

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Sociología no le molestaba, pero no podía soportar al Prof. Jefferson. Ingrid había insistido una y otra vez para que tomara esa materia dentro de las optativas y, como solía suceder, Emma terminó cediendo. Luego de ver al profesor, entendió por qué la insistencia y, a diferencia del resto del alumnado, rodó los ojos. El Prof. Jefferson era un treintañero muy atractivo, pero por la forma de caminar se le notaba muy claramente la arrogancia, de modo que, casi de inmediato, sintió desagrado por él. Descubrió poco después que sus clases eran muy exigentes, que nunca llegaba a tiempo con las lecturas y que, cuando las leía, no las entendía.

Aquel jueves salió refunfuñando de su clase. Ese día en particular había estado coqueteando con una de las muchachas de su séquito usual, a la par que procuraba dar un texto que parecía estar escrito en sánscrito y Emma estaba enojada, no solo porque era inapropiado ese tipo de relación con una alumna, sino porque no entendía el texto, ni tampoco su explicación, que parecía siempre dirigida a los que hacían carreras de Ciencias sociales.

Emma caminó hacia la cafetería, pensando que sólo un té verde podría tranquilizarla. Aferraba sus libros con fuerza y todo en lo que podía pensar era en lo mal que le caía el Prof. Jefferson. Se preguntó qué pasaría si mandaba a la mierda a Ingrid, de nuevo, por meterla en esa clase. Claramente caminaba distraída, porque luego de pocos metros se chocó con otra persona. ¿Acaso el día podría empeorar?, pensó.

Se agachó para levantar los libros que se habían regado por el suelo, cuando se percató que también otra persona lo hacía.

-Lo siento, no te vi - se disculpó. Emma levantó la mirada y se encontró con el chico que solía cruzarse en las fiestas, ¿cómo se llamaba? ¿Erik? No, no, era Frederick.

-No te preocupes, tampoco yo te vi - contestó ella con una sonrisa, de pronto de mejor humor.

-Ten tus libros - dijo, ofreciendo el libro de matemática avanzada y programación.

-Gracias, Frederick, ¿verdad?

-Sí, así es, aunque mis amigos me dicen Fred - Emma no sabía mucho de coqueteo, pero estaba casi segura que aquello era algún tipo de indirecta. Parecía una buena persona y si debía ser sincera consigo misma, sonaba muy inteligente cuando conversaban, además de interesante y aquello le gustaba. Siempre prestaba atención a las conversaciones, porque sabía que, a la larga, eso era todo lo que quedaba. Por fortuna, las conversaciones de Frederick no era lo único interesante que él tenía, sino que su aspecto también le había llamado la atención y debía admitírselo a sí misma - ¿estás bien, Emma?

-Sí, sí, Frederick - se dio cuenta de inmediato que él hacía una mueca tras el empleo de su nombre completo - solo... acabo de salir una clase difícil.

-¿Matemática financiera? Sí, ya me imagino - bromeó y sabía que para una persona que estudiaba derecho, aquello sonaría como algo realmente difícil, pero las matemáticas nunca habían sido un obstáculo para Emma.

-No, matemática es divertido, no, hablo de sociología. Mierda, nunca sé de qué me está hablando - se quejó con un bufido.

-¿Sociología con Jefferson? - quiso saber. La morocha asintió, resignándose al eventual examen - quiero que sepas que es muy, muy raro que una mujer esté disgustada con sus clases.

-Eso casi me ofende - le reprochó bromeando con una sonrisa.

-No, por favor, no te ofendas - se apresuró a agregar él - solo... bueno, mis compañeras de carrera se derretían cuando él hablaba y por lo que dice Ingrid, parece que es un comportamiento común.

I don't have The X FactorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora