HAZEL BAKER
— No puede ser Jade, acabo de limpiar el polvo del mueble de la televisión y de nuevo vuelve a aparecer —le digo a mi mejor amiga muy angustiada.
— Dios mío Zel, tu instinto de ama de llaves te está afectando muchísimo, tranquilízate aún no tienes trabajo, no te han elegido aún, pues disfruta —dice rodando sus ojos y pasa un brazo por mis hombros.
Estamos en mi pequeño apartamento que mis asquerosos padres me dieron para liberarse de mi hace 4 años. Jade y yo sentadas en el sofá también pequeño, en mi diminuto salón donde estamos comiendo deliciosos helados, lo único que nos consolaba cuando teníamos un mal día.
— Pero es que es imposible, necesito trabajar, necesito sacarme dinero, quiero salir de este apartamento y de estos malos recuerdos Honey —la digo con un apodo que a veces la llamo, por el color miel de sus ojos.
— Tu tranquila mi vida que todo saldrá bien y tendrás todo lo que quieres y si no, estoy yo que te puedo ayudar en lo que sea para que seas feliz, te adopto —las dos nos reímos.
— Te amo mi Jadi —la doy un fuerte abrazo y ella me recibe con uno más fuerte.
— Yo más mi Zel —me deja sonoros besos por toda la cara.
Con ella siempre me voy a sentir segura y cómoda.
— Dios, como desearía ahora mismo tener carnet de moto y tener la mejor del mundo, las adoro y mis padres no me dieron ese lujo de cumplir ese sueño —digo dramática.
— Te dio esa oportunidad mis padres de pagártelo y tú lo rechazaste —me dice con una media sonrisa.
— Porque es carísimo, no me gusta aprovecharme así de la gente Honey y menos siendo de tus padres, sé que siguen teniendo las esperanzas de que cambie de opinión, pero no va a ser así.
Pongo una expresión de venganza con una sonrisa maliciosa.
— Eres tan buena, pero tan tonta, a nosotros no nos importa, además, así me llevas a cualquier sitio, sabes que yo odio las motos y los coches, yo soy más de chofer —las dos nos reímos.
— No lo sé, me lo pensaré pero seguirá siendo un no —digo gloriosa.
— Yo te mando, aunque tengamos las dos 20 años sabemos que yo soy un mes más mayor que tu, así que te ordeno que aceptes a mis padres para sacarte esa maldita moto —me dice muy teatral.
— Déjame pensarlo Honey —me acaricio la barbilla y hago un sonido con mi boca. No —me rio.
— ¿No?, entonces tocará una guerra que tanto odias.
— No, eso no, por favor —digo nerviosa.
Pero sin dejarme casi respirar empieza a hacerme cosquillas por todos lados, mi respiración empieza a agitarse y mis costillas ya empezaban a doler. No aguanto las cosquillas, es algo que odio como ella dijo, las odio tanto que llego al punto de llorar, suena exagerado pero es cierto.
Después de tanto sufrimiento y tantas súplicas por fin me deja tranquila y vuelvo a mi compostura.
— Ahora te odio —digo respirando a bocanadas.
— Te dejo que te lo pienses —me da una sonrisa diabólica.
Yo ruedo mis ojos y la doy una sonrisa, para luego acurrucarme en ella, apoyando mi cabeza en su pecho mientras me acaricia el pelo.
— ¿Por qué te echaron? —me dice Jade sin quitar la mano de mi pelo negro.
— Me cambiaron más bien, yo lo estaba haciendo todo genial, pero se cansaron de mí y buscaron a otra, como si fuera un objeto cuando se rompe, eso me dolió mucho, pero menos mal que estás tú —me acurruco más a ella.
— Siempre voy a estarlo —me deja un cálido beso en mi cabeza.
~
— Ningún mensaje de alguna casa que esté interesada en mí, esto es muy agobiante —digo metiéndome en la boca un pepinillo sabor vinagre.
Nos encontrábamos en una colina de césped recién cortada y una mañana con un ambiente bastante cómodo y muy soleado, como es normal en primavera, lo malo, es que yo cojo alergia por las flores y el polen, pero este sitio es mi lugar tranquilo. Tampoco es que me afecte mucho.
— Disfruta de la vida y deja de preocuparte —dice Jade, mientras se come una manzana.
— Lo intento, pero me es difícil —digo apoyando mi cabeza en el regazo suyo.
— Cuando menos te lo esperes alguien te contratará para que seas su ama de llaves —me da un toque en la nariz con su dedo índice.
— No seré de nadie, yo solo soy tuya, te ganaste mi cuerpo, yo me presto ante ti —digo seductoramente y nos empezamos a reír.
Nuestras mañanas son así, tranquilas con risas y riéndonos. Nunca quiero que se acabe esto, porque ella es la única que me a podido sacar adelante, la única que me a echo sentir que valía la pena nuestra amistad tan grande, la que me ayudó en mis peores momentos y disfrutar de mis mejores días. Mi Honey.
— Tengo una pregunta —me dice dudosa. El hombre, el que era un gran amigo de tu padre, ¿Ya no le ves?
— Llevo años sin verle, me caía y me sigue cayendo muy bien, me cuidaba mucho y me trataba como una princesa, la verdad le echo de menos y desearía verle, pero no sé nada de él, además no creo que se acuerde de mí, era muy pero muy pequeña —digo triste.
— Oh, lo siento —me empieza a acariciar el pelo.
Ese es el mejor masaje que me puedan hacer, me tranquiliza.
— Tranquila Honey —la doy una sonrisa.
Y ahí nos quedamos durante varias horas, disfrutando del día, riéndonos a carcajadas por cosas que hacía y bailando como locas. Somos únicas.
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Nueva VIDA
RomanceNunca sabrás lo que te depara la vida,un día estás feliz y al otro se te pone todo encima...