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ZION ALLEN

— Sobrinos, quería deciros que me voy por una semana por viajes de negocios, estaréis a cargo y al pequeño Lion cuidarlo bien —dice mi tío de pie con su maleta en la mano.

Ya han pasado dos días desde que Hazel vino a la casa y la corriente de nervios no se me quita, es una sensación extraña que no sé cómo controlar y mi cabeza no para de pensar en ella, no me gusta lo que está surgiendo en mi cuerpo. Es una incertidumbre constante.

Ahora mi tío se va una semana, solo faltaría que se fuera mi hermano mayor con sus amigos o a lo que sea para poder hacer la fiesta. Son las nueve de la mañana y solo estamos en el salón, mi tío mi hermano mayor y yo despidiéndonos de él.

— Tendremos cuidado tío —digo con una sonrisa.

— Tu también ten cuidado —habla mi hermano.

Nos levantamos del sofá y caminamos hasta Ronan, de ahí le damos un fuerte abrazo.

— Zi, ven un momento tengo que hablar contigo —se gira con una media sonrisa.

Él suelta la maleta y caminamos a un sitio alejado dejando atrás a Van. La verdad tengo mucha duda.

— Quiero que cuides de Hazel, quiero que se sienta mejor que en su propia casa, no quiero que se sienta como si estuviera con sus padres por favor, te dejo a cargo a ti porque os podéis entender, en cambio de tu hermano, es más reservado para esas cosas —pone sus dos manos en mis mejillas y yo pongo las mías en cada brazo de él.

— Puedes estar tranquilo tío, la cuidaré mucho —me suelta y me da un fuerte abrazo. Te quiero.

— Y yo a ti también —me aferra más a él.

Volvimos al salón, donde Van aún sigue esperando sentado en el sofá. Ronan coge su maleta y se dirige a la puerta, nosotros le seguimos detrás.

— Cuídense, nos vemos —abre la puerta, nos lanza un beso y se va hacia el coche donde el chófer le espera, nosotros le decimos adiós con la mano hasta que cerramos la puerta.

— Pues nada, yo me voy a dormir otro rato —Van me da un toque en el brazo y una suave sonrisa, para volverse a irse hacia su cuarto.

Se me ocurrió una idea. Rápido subo a mi cuarto. Me visto, poniéndome una camiseta de manga corta blanca, mis vaqueros negros, unas botas y la chaqueta color negra y amarilla. Cojo de un cajón mis guantes y dentro del armario cojo mi casco a juego con mi moto negra brillante.

Bajo despacio con mi casco en la mano y como no, ya tengo a mi Playboy esperando en la puerta con su casco en la mano también.

— ¿Pensabas irte sin mi? —dice con una media sonrisa.

— Claro que no, te iba a esperar —miento, pero no funciona.

— Ya y yo soy Batman, venga vámonos —rueda sus ojos y yo me río.

— Espera, no he avisado a Hazel de que nos vamos —digo.

— Va a ser solo una mini vuelta ojitos, ¿No tienes su número?

— Sí, si que lo tengo, cuando la llamé.

Nueva VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora