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HAZEL BAKER

La luz que ilumina la habitación me hizo despertar muy adormilada aún, me estiro para despejarme y veo en mi móvil la hora, ¿Las once de la mañana?, dios si que había dormido mucho, tengo que prepararme rápido.

Veo que tengo un mensaje de un número así que voy a verlo y es el número que me llamó para contratarme. Zion Allen.

El mensaje fue de hace dos horas diciéndome que se había ido a dar una vuelta y que Lion está durmiendo. Una pequeña corriente se me pasa por el cuerpo al ver mensajes de ese chico. Los dos días anteriores siempre he intentado evitar sus miradas o todo lo que sea de él. Limpiaba sin parar, hacía la comida, a veces me quedaba con el pequeño para cuidarlo, pero cada vez que Zion pasaba a mi lado me era inevitable no mirarle y siempre nuestras miradas cruzaban aunque no quisiera.

Me ducho rápido y me pongo un vestido negro típico y normal para ser una buena ama de llaves, me pongo un pequeño delantal blanco y me lo amarro a mi cintura lo más apretado que pudiese ,me hago una coleta media y me coloco en mis pequeños pies mis bailarinas negras. La verdad odio esto, pero aún no he podido comprarme algo mejor y más de mis estilos.

Antes de bajar recojo mi cuarto, haciendo la cama y guardando papeles del suelo, estoy con alergias y no me gusta nada. Cuando termino salgo de mi habitación cerrando la puerta detrás mía. Antes de bajar decido ir a la habitación de Lion, está medio abierta y cuando voy a entrar ya está jugando medio dormido con sus juguetes en el suelo.

— Pequeño, ¿Qué haces aquí? —Digo caminando hacia él.

— No quería molestarte Zel  — Se levanta y me da un cálido abrazo.

— Nunca me vas a molestar — le doy una sonrisa aceptando su abrazo. Venga vamos a desayunar — me coge de la mano.

Salimos de la habitación y bajamos a la gran cocina moderna, Lion se sienta en un taburete alto  agarrándose como puede para no caerse y se apoya en la isla muy emocionado por lo que le vaya a hacer. Me enteré que la comida le hace muy feliz y más si tiene dibujos o formas de algo, entonces opto por hacerle unas deliciosas tortitas con forma de cara. Hay algo que se me da muy bien aparte de las motos y es cocinar y hacer lo que más deseas tan perfecto que dan ganas de guardarlo como exposición.

Antes de hacer las tortitas le doy una cara burlona a Lion para que se ría y luego le guiño un ojo, para darme la vuelta y empezar a hacer las mejores tortitas.

— Mmm, que bien huele, hazme a mí también lo que estés haciendo — la voz grave de Van retumba en mis oídos he intento luchar por una cara amigable para no estropear mi trabajo.

Digamos que Van no me cae nada bien, me trata mal como una basura y solo llevo tres días viéndole la cara de asco que siempre me pone, yo lo contrario tengo que poner la mejor cara que pueda tener aunque por dentro tenga unas ganas de estrangularle hasta que se ponga morado o de un color que no se sepa diferenciar. Lo peor de todo es que delante de Zion es un encanto, eso quiere verse delante de él aunque por dentro sea el mismísimo demonio, yo no se si podre aguantar, pero tengo que hacerlo si no quiero perder el único trabajo que tengo. Tampoco puedo decírselo a Zion porque lo más probable es que gane Van y yo me gane el diploma de la loca chiflada y una despedida de regalo.

— Marchando — le digo con una sonrisa falsa y me vuelvo a girar.

Termino de hacerles las tortitas adornándolos con unas frutillas y un poco de nata, le entrego a cada uno su plato. El de Lion tiene las caritas que dije y las de Van son simples. No tengo la imaginación ni las ganas cuando se trata de él.

Nueva VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora