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HAZEL BAKER

Estaba haciendo un delicioso pastel de carne de ternera con verduras, cuando escuché lo que estaban hablando y para mi sorpresa, Lion dijo una frase que me hizo reír. ¿Zion me estaba mirando? y ¿Lion le había pillado? Tuvo que pasar mucha vergüenza, pobrecito.

Cuando habíamos cenado, todos se fueron a la cama, menos Jeff, Zion y yo, que estamos afuera sentados en los sofás. Esta vez yo no estoy en el medio, si no al lado de Zion.

— Mañana debo ir a trabajar, me da mucha pereza verle la horrible cara de culo al jefe — Jeff se acomoda más en el sofá.

— Yo estaré mirando para el local, ya te queda menos mi playboy — dice Zion con sus piernas abiertas rozándome la rodilla, sus brazos cruzado y con su cabeza inclinada mirando arriba.

¿Local? ¿Ya le queda menos? tengo curiosidad.

— ¿Local? si no es molestia, puedo saber que tenéis entre manos — digo con mi ceja enarcada.

— Claro — Zion gira su cabeza a mi dirección.

Aún con su cabeza hacia atrás me ve con esos ojos traviesos y ardientes y me deja ver a la descubierta su cuello grueso. Me da una sonrisa, haciendo que yo casi me desmaye.

— Veras, Jeff y yo queremos hacer un concesionario de motos, desde pequeños hemos querido trabajar juntos en algo que los dos adoramos. Las motos, y aquí estamos, construyendo nuestro sueño — me guiña un ojo, el ojo cristalino casi blanco.

Un remordimiento se me pasa por todo mi cuerpo, escuchar que la gente a mi alrededor consigue su sueño me alegra mucho, pero me hace pensar lo lejos que estoy yo para conseguir lo que quiero y eso me duele, me arde. Todo por mis padres.

— ¡Dios! lo que daría por tener vuestra vida — me recuesto en el sofá con mis manos a los lados de mis caderas desplomados.

— No lo creo — los ojos de Zion me mira con algo de tensión que tiene adentro y esas palabras tan secas sacadas de su boca me hace pensar que no ha tenido esa vida que tanto intenta pintar de colores.

Prefiero no preguntar, prefiero no hacerle sentir incómodo, no quiero herirle y hacerle que vuelva a adentrarse en su pasado. Lo prefiero así, dejaré que él mismo me lo haga escuchar como hizo con su consuelo en la moto.

Al parecer me vio como tengo ahora mismo mi cara, como si me hubiera pasado una oleada de tristeza que se me pegó a mis facciones, ya que suaviza su cara y lentamente con un temblor en su mano decide acariciarme la mejilla caliente y suave.

Sentir su ruda mano tocar mis delicados pómulos adornados con pequeñas pecas, ha echo que un pequeño dolor agudo y nuevo se produzca en mi corazón, como si me hubiera lanzado un hechizo, donde todo mi centro se cerrase a un cariño agradable, un cariño de las manos de un chico, un cariño que me faltaba a mi.

Claramente no podía comparar el amor de un padre al amor que estoy sintiendo por Zion, no tiene nada que ver, los dos me faltan ese cariño. Aunque parezca raro nunca he tenido novio y no se como se siente, supongo que es como lo que está intentando demostrarme Zion.

Por el tacto de Zion mi cara ya se empezaba a suavizar, al igual que mi corazón y decido como de respuesta darle una dulce y cálida sonrisa, haciendo que Zion se le ilumine un pequeño brillo en sus ojos únicos.

— Puedes estar tranquila — casi me lo dice en un susurro.

— Oye, enamoradizos que estoy aquí — Jeff se cruza de brazos con su sonrisa traviesa.

Vuelvo mi cabeza a Zion que este vuelve a tener su cara seria, con facciones lineales que no son agradables, sus ojos mirando a Jeff como si quisieran hacerle desaparecer, es extraño, creo que no ha dicho nada malo. Creo que poder juntar las piezas de Zion va a ser muy difícil y me va ha costar la vida para conocerle quien es en realidad.

Nueva VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora