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HAZEL BAKER

— Que pena que no tenga a Jeff aquí para que pruebe mi comida — digo mientras en la cocina remuevo y termino de hacer algo de comer.

— Podría probarlo yo por parte de él — Zion se pone a mi lado observándome.

Yo como una tonta sonrío y luego cojo la cuchara, la lleno de la comida y se la acerco a Zion, que este lo coge rozando sus dedos con los mío. Me sonríe y pasa la cuchara por sus labios, saboreándolo, me fijo que cierra sus ojos y luego se relame los labios, dándome una escena erótica.

— Lo mejor que hay — deja la cuchara en la encimera al lado de la placa y me mira con sus ojos penetrantes.

— Eso ya lo sabía — le guiño un ojo.

Me coge de la cintura haciéndome girar hasta quedar en frente suya, sin soltarme se acerca más a mi, yo con mi cabeza lo bastante inclinada le observo con ojos inocentes y  abiertos.

— ¿Te acuerdas de ayer? Sobre que no te iba a dejar hacer tu trabajo — su voz es casi un susurro y ronca, yo asiento. Pues qué lastima que no se me ha olvidado, deberías compensarme después de dejarme anoche tirado por Lion.

— Ese leoncito es mi perdición y sobre que no me vas a dejar hacer mi trabajo, creo que deberías dejarme, dentro de un rato viene Lion y por la tarde, viene Van — turno mis ojos entre los suyos y sus labios.

Deseo que no me deje tranquila y compensarle por lo de anoche, pero tengo que trabajar, no quiero que Van me vuelva a agarrar tan fuerte en el brazo por no hacer las cosas a su tiempo... ese día, ese aquél maldito día uno de mis temores se apodero de mi mente y no quiero volver a pasar eso...

— Pero por un ratito... no va a pasar nada — me mira de arriba abajo y luego su dedo empieza a acariciarme el hombro.

En ese momento debería de dejarme llevar pero  los malditos miedos me nublaban la mente y en vez de sentirme segura estoy sintiéndome incómoda y con miedos. Yo le cojo suavemente la mano y se la bajo de mi hombro dejándole con dudas.

— ¿Te pasa algo? — la voz de Zion en casi suave.

— No... es solo que mejor voy a terminar la comida, Zion.

Me arrepiento de haber dicho esas palabras, pero creo que... tengo miedo. Veo que suspira y me mira con algo de tristeza, pero no me dice nada más, solo asiente y sin esperármelo me planta un suave beso en mis labios, dándome a entender que me entiende y que lo va a aceptar.

— Voy a ir poniendo la mesa para nosotros —me guiña un ojo y empieza buscando las cosas.

Yo asiento y termino de hacer la comida. Después de un rato sirvo la comida en dos platos y lo llevo a la mesa sentándome al lado Zion.

— Espero que te guste — cojo las dos cucharas y le doy una que al momento me la coge.

— Todo lo que hagas me va a gustar, Hazel.

Eso me hace querer mirarle y una sonrisa se me forma en el rostro.

— ¿Por qué me tratas así de bien? Es decir, está bien que trates a las personas bien, las ayudes y tal, pero... ¿Por qué a mí? — él deja la cuchara en el plato y me observa por un segundo y luego deja su mirada abajo.

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