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ZION HALLEN

Seis meses ya han pasado, seis meses que aún no sé nada de Hazel y estoy volviéndome loco. Quiero saber que la pasa, quiero saber si está bien o está mal, quiero todo con ella y no recibo nada...

Jeff y yo ya hemos terminado nuestro concesionario de motos gracias a Jade, la cual también la he molestado en preguntarla cada dos por tres como está Hazel y siempre la misma respuesta: Aún sigue en recuperación, pero está mejor.

Ya ni me trago eso, pero debo de aguantar. También tengo una casa apunto de comprarla, ahí es donde voy a vivir yo.

Las cosas pasan rápido menos el dolor de mi corazón por Hazel. Quiero verla.

Ahora estoy en el trabajo con Jeff y la verdad que nos va muy bien y la decoración está genial.

— ¿Cuándo piensas pedirla ser tu novia a Jade? La vas a perder amigo —digo en el mostrador esperando a que algún cliente entre.

— No lo sé, puede ser que me rechace porque quiera ahora centrarse en Hazel... —Jeff a mi lado apoya sus codos en el mostrador y sus manos sujetándose la cabeza.

Yo ruedo mis ojos para luego hacer un bufido.

— Excusas, debes hablar con ella —le doy un toque en la frente para que reaccione.

Justo viene un cliente y le doy un golpecito a Jeff para que le atienda y espabile, yo me quedo mirando con una sonrisa.

Pensar en que hemos conseguido nuestro sueño me emociona mucho. Desde muy pequeños nunca nos hemos separado y lo hemos logrado. Estar juntos para siempre con nuestro sueño y futuro.

Después de un rato viene Jeff volviéndose a poner en la misma posición de antes.

— ¿Vas a vivir con Ronan? O ¿Vas a conseguirte una casa para crear tu familia? —le digo sin mirarle.

— Creo que va a ser la segunda opción, bastante me está manteniendo, cuando consiga mi casa y todo prometo ayudarle aún más de lo que le estoy ayudando.

Yo asiento y sonrío algo vagamente.

— Por lo que veo tú dentro de poco te irás y nos dejarás solitos —Jeff me pone un puchero.

— Me he cogido la casa que está al lado de la de Ronan, es salir y entrar a la otra, he tenido suerte y la vendían —pongo una sonrisa traviesa.

Y es verdad, tuve suerte, vi que había un cartel donde decía que se vendía y no tardé en llamarles. Es igual que la de Ronan y encima están casi pegadas, así que me alegra mucho que aún mudándome siga al lado de Ronan, Jeff y mis hermanos. Aún no la tengo comprada, quiero estar lo bastante seguro aunque debo de darme prisa.

— En ese caso me gusta la idea —me guiña un ojo. Yo cuando tenga la casa espero que también esté cerca de la vuestra, no pienso irme lejos y más ahora que estoy apunto de ser hijo de Ronan, no lo voy a abandonar así de fácil.

— ¿Jade como está? No he podido hablarla en una semana —pregunto muy intrigado.

La verdad que Jade también me importa, desde que terminó en ayudarnos a las dos semanas no he vuelto a saber nada de ella y tampoco he tenido tiempo en escribirla ni nada.

Nueva VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora