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HAZEL BAKER

Estoy justo en un parque cerca de su casa, he decidido quedar con él en este sitio porque es tarde y todo ya está cerrado.

La verdad que estoy muy nerviosa, estoy muy preparada para contarle todo, pero tengo el miedo de que se burle de mí y no me crea... ese es mi miedo desde que he salido de casa y he cogido mi moto.

Y sí, al fin tengo una moto, la cual me convencieron los padres de Jade y al final me la compraron como regalo de cumpleaños. Ahora estoy en un banco sentada con el casco a mi lado.

Veo que a lo lejos viene una silueta que poco a poco la veo mejor. Es Ronan.

Cuando está justo en frente mía los dos nos quedamos por un segundo sin hablar, solo hablaban las miradas. Cuando reacciono, me levanto rápido y le doy un fuerte abrazo la cual él me lo acepta al segundo.

— Mi pequeña —es lo único que dice mientras me estruja entre sus brazos.

— Te echaba de menos osito... estoy tan feliz de poder verte y haber sanado mi miedo al medias — le doy un último apretón y me separo de él, los dos tenemos los ojos lagrimosos y una sonrisa dibujada en nuestras caras.

— Qué grande estás, y que famosa eres —Ronan se ríe y yo me río con él.

Nos sentamos de nuevo y dejo mi casco en el suelo mientras le observo con mucha felicidad.

— Así que moto eh —su comisura derecha se eleva más.

— Así es, al fin la he conseguido —le guiño un ojo y doy un suspiro. De lo que te vaya a decir puedes tomártelo como quieras, solo te lo voy a decir porque siento que debo hacerlo, me imagino tu reacción cuando te enteres y puede que me duela, pero voy a aceptarlo.

— Si piensas que no te voy a creer estás confundida, yo te voy a creer mi pequeña, siempre —me acaricia la mejilla.

Yo agacho mi cabeza y mi rostro se transforma en miedo y tristeza cuando estoy apunto de contárselo.

— Ha sido por Van —cojo aire. Desde que llegué a la casa me ha estado tratando muy mal, tan mal que me recordaba a mis padres... pero yo intentaba aguantar, al fin y al cabo es lo normal de la manera que me trataba.

>> En la fiesta fue lo que derramó el vaso. Se dio cuenta de lo de Zion y yo. Estaba con el chico que vino a la fiesta y vino Van, me dijo que fuera un momento con él, que me quería decir algo y yo acepté con miedo... Subimos hasta la parte de arriba de la casa, de ahí me dijo cosas dolorosas, una de ellas es que yo solo quiero usar a Zion para sacarle el dinero, porque soy una prostituta —la cara de Ronan se deforma y sus ojos se abren como platos. Me dijo varias veces que soy una prostituta y que no voy a arruinarle a Zion ni a nadie, así sucesivamente, hasta que me cansé y de la rabia le di un manotazo en la cara, a lo cual yo me llevé otra más fuerte y con anillo haciéndome un corte... de ahí es cuando decidí no volver jamás a ese sitio, volví a tener miedo, volví a ser la niña pequeña que se escondía de sus padres... — mis lágrimas empezaban a caer.

— Oh... —Ronan suspira y sin esperármelo me da un abrazo fuerte. Pequeña... te creo, te creo porque ya he escuchado esa versión por Zion... Desde la muerte de sus padres Van no a sido el mismo y maltrataba a Zion diciéndole que todo es su culpa y a veces le pegaba... no tengo que decirte esto, pero quiero que confíes en mí de que te creo —me separa y me mira muy triste.

Nueva VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora