──No olviden que para la siguiente clase necesito que me traigan un ensayo detallado sobre el origen de la fotografía, doce páginas como mínimo. Eso y estudien para el primer parcial del ciclo, pueden retirarse. -soltó un largo suspiro después de anotar en su celular las palabras del profesor, aquel debilucho de menos de metro sesenta que era acosado por los alfas en la entrada, su grandioso tutor y profesor de historia.
Se levantó de su asiento, esperando pacientemente en que el salón se desocupará lo suficiente. Las chicas de su clase solían salir desesperadas hasta fuera de las instalaciones, era tan patética aquella dependencia por los alfas; sin embargo, tan necesaria. Soltó un largo bufido y una vez el salón quedó vacío, giró hacía el profesor, despidiéndose antes de salir del salón, caminando por los pasillos rumbo a la salida. Aunque si se terminaban yendo todos primero antes que él, mucho mejor.
Su universidad era una de las mejores, o eso se decía, desde su punto de vista todo era simple publicidad por ser la primera Universidad con una nueva ideología para separar los géneros y así evitar muchos inconvenientes que ocurrían en la mayoría de instituciones, sean educativas o laborales.
Antes de que iniciaran con ese nuevo, ¿Régimen? si podía llamarlo así, era todo tan caótico al tener un lado alfa, beta u omega tan desarrollado, diferente en cada persona. Diariamente se tenían que afrontar a peleas a muerte, discusiones, incluso escenas sexuales en pleno salón de clase, era algo tan rutinario pero a la vez impedía el progreso de quienes en verdad deseaban salir adelante. En pocas palabras, por esos mismos pasillos por donde pasaba, antes podía encontrarse con dos grandes alfas de tamaño colosal peleando a muerte por algun omega bonito y hueco, claro, entre peleas de alfas nadie podía meterse, cuando el gruñido no resultaba, recurrían a los golpes; salvaje pero cierto.
Era increíble que todo eso sucediera entre chicos que apenas estaban cumpliendo la mayoría de edad, o profesores. Recuerda que también existían aquellos problemas de profesores que asistían a sus centros laborales en celo para lograr idiotizar, como él le decía a cualquier omega que estuviera cerca de su celo. Vaya, sexo gratis, viva. Una total estupidez.
Debido a todo el caos y a muchos líderes exponiendo su punto de "Oye, pero son omegas, ellas y ellos deben dedicarse a hacer crecer las masas, no a tener pensamiento propio", se creó ese... Proyecto. Básicamente cada estudiante de las dos sedes era una bonita rata de laboratorio para el gobierno. Era una rata de laboratorio, pero sinceramente, ese proyecto le favorecía, estaba cansado de tener que soportar alfas con sus feromonas, sus chistes malos, su poca desarrollada voz de mando y sus aires de superioridad, haciéndole la vida más horrible.
Ser un omega chico, si bien ya no era algo de lo que avergonzarse porque el mundo había avanzado lo suficiente como para que a los alfas no les importará si uno era chico o chica, ya que podían lubricarse solos, era ser carne fresca para cualquiera y así se tenía que mantener. Pocos eran los omegas que encontraban a su alma gemela, sobre todo en un mundo tan corrompido como lo era el suyo, además, era la mitad de esa cantidad de omegas los que podían decir que tenían una vida feliz. Si lo pensaba bien, estaba siendo demasiado positivo con las cantidades.
No se refería a que los lazos no fueran algo bueno. Cuando uno se creaba, era una sensación de calidez que embriaga y provocaba que el omega lloriqueara de infinita felicidad. Uno podía sentirse un omega de quince años viviendo su primer amor, ese que creía sería como los cuentos de hadas donde iban a vivir juntos para siempre, tendrían hijos y serían la perfecta pareja de los comerciales de televisión hasta el último de sus días, pero no.
Un lazo se consideraba bueno, sin embargo no eran animales, no por completo. En su pensamiento, creé que sería bueno no tener la capacidad de sentir y entregarse al primer alfa o beta que les reclame, pero son personas, los sentimientos solían interferir con los géneros. Muchos omegas nunca terminaban enamorados de sus alfas después de conocer sus verdaderas personalidades trás obtener la mordida, otros alfas ya no sentían suficientes a sus omegas después de que el cortejo funcionaba. Como quien dice, ya no les divertía. Quedaban ligados para toda la vida con el único fin de procrear, se volvían almas tristes, infelices, gruñonas, pero ojo, todo eso estaba muy bien visto para la sociedad. Así debía de ser y así había sido siempre.
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© The Perfect Omega | Spiderduck
FanfictionCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar a el amor de tu vida. Quackity tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad. ¿Qué alfa querría encargarse d...