Capitulo 29

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──¿Está vivo?

Escuchó vagamente la voz de Sapnap, para después oír a Slime y Bad entrando al callejón, gritando su nombre. Todo se volvió demasiado confuso para ese punto, era él quien trataba de controlarse, de calmar a su omega interno que le pedía ponerse a llorar al ver el cuerpo de Dream en el suelo, con los restos de lo que fue un ladrillo cerca de su cabeza.

No lo pensó, tampoco lo planeó, y ni mucho menos imaginó que terminaría de ese modo. Cuando giró para entrar al callejón, Dream le daba la espalda mientras golpeaba a Sapnap, quien estaba tirado en el suelo hecho un ovillo, cubriéndose el rostro y el estómago. La rabia que sintió fue suficiente para que observara a sus lados, encontrándose con unos ladrillos viejos y abandonados apilados unos sobre otros, tomó el que estuvo más cerca y corrió hacía él, para el momento en que los ojos del beta le miraron, el cuerpo del rubio caía al suelo en cámara lenta junto con el ladrillo roto.

──Demonios, Quackity. ─Slime le tomó del brazo, sacudiéndolo ligeramente──. Amigo, dime que estás bien, por favor. Mírame.

Salió del trance en el que se encontraba cuando el cuerpo del beta rodeó el suyo y lo abrazó con fuerza, sintió su calidez y fue suficiente para aferrarse a la espalda de su amigo. Dejó que su omega fuera libre, que su cuerpo temblara y que sus ojos se llenaran de lágrimas contenidas mientras le repetía a Slime que quería a Roier.

──Llámalo ¿Si? Llámalo, él puede ayudar.

Recordó que su novio podría estar ocupado y que seguramente todavía estaría resolviendo sus responsabilidades, pero su deseo egoísta pudo más. Apenas un brazo del castaño beta lo liberó, sacó el celular de su bolsillo y marco al segundo número que tenía agregado en llamadas rápidas. Pegó el aparato a su oreja y al segundo timbre, escuchó la voz de su alfa, llenándolo de una sensación de paz impresionante.

──Ey, bebé ¿Qué pasa? ─preguntó, preocupado──. Ahora deberías estar en clases, ¿no?

──Lo siento. ─sollozó, tratando de aclarar su garganta──. Lo-Lo siento Roier, es que... Necesitaba... Necesito escucharte.

──¿Quackity? ─su voz se escuchó mucho más alarmada atraves de la línea──. Mi amor ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras?

──Mierda. ─llevó una de sus manos hasta varios de sus mechones oscuros, y contuvo la respiración por unos segundos, tirando de ellos con algo de fuerza──. Es que... Él, fue él, él empezó a golpear a un compañero y no pude... Mierda, Roier, no pensé- Bueno, sí pensé pero... Creí que no debía, no era bueno el...

──Respira, mi vida.

──Ujum. ─suspiró, apoyándose en la pared que estaba a su espalda mientras veía a Bad auxiliar a Sapnap.

──No debía... Permitirlo.

──¿Te hizo algo? ¿Cómo estás?

──No no. ─negó con la cabeza, aunque Roier no podía verlo──. Él ni siquiera me vio, solo... Solo lo golpeé con un ladrillo que encontré, le dí en la cabeza y ahora está... Está en el suelo. Demonios, Roier. ─se dejó caer hasta que se sentó en el piso, apoyado aún contra la pared──. Dime... Dime que todo estará bien.

──Todo está bien, mi amor. ─asintió en reacción, pasando su brazo por sus ojos para eliminar los rastros de lágrimas──. Me pone más tranquilo que no te haya visto, sabes cómo son los alfa, seguro luego buscaría venganza y yo no iba a permitir que te toque. Ni a ti, ni a Tilin.

──Lo sé. ─sonrió mientras le regalaba un gesto de agradecimiento a Slime──. Eres mi buen alfa.

──Y tú mi lindo y perfecto omega, Quackity. Estoy orgulloso de ti.

© The Perfect Omega | Spiderduck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora