Capitulo 33

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⸺¿Ya se quedó dormido? Rayos, quería hablar con él.

Sonrió al oír la voz infantil de Roier del otro lado del teléfono, y no pudo evitar morder su labio, encantado con la preciosa amistad que se había formado entre él y Tilin. Roier llevaba exactamente un día fuera y ya lo extrañaba demasiado, no era el mismo, su dependencia hacía él se notaba tanto que incluso su bebé, antes de caer dormido, le traía todos sus juguetes para ver si se animaba con alguno.

⸺Extrañé mucho tu voz. ─murmuró encogiéndose en el rincón del sofá, acurrucándose en la sudadera que Roier le había dado, esa misma que traía puesta simplemente para sentir su aroma, su calor, para disminuir un poco el vacío que había en su pecho debido a su ausencia──. Te extraño a ti.

⸺Lo sé, mi amor, no te das una idea de lo mucho que te pienso y te extraño también. ─Roier hizo una leve pausa, mientras él se continuaba acurrucando, quizás dormir en el sofá le ayudaría a no llorar por acostarse en su cama, tal y como la noche anterior había hecho. Extrañaba hasta su presencia a su lado, sus brazos haciéndole sentir seguro y protegido, o también esos dulces besos que le daba en la cabeza antes de dormir──. Es una dependencia muy grande.

⸺Nunca me había sentido así, Roier. ─hizo un puchero, aun sabiendo que su novio no podía verlo──. Siento que te pertenezco, sin necesidad de pertenecerte... Es raro. ─pasó su mano por su cuello, pero no había nada ahí──. ¿Así se siente amar?

⸺No lo sé, bebé. ─sabía que el castaño estaba sonriendo en ese momento, aún si no podía verlo──. Solo sé que me perteneces, y que daría  mi vida por ver tu sonrisa, Quackity.

⸺Te amo. En serio, de verdad te amo, Ro.

⸺Solo hace falta que me digas eso un par de veces más para tenerme viajando de regreso a casa, patito, para besarte, para hacerte mío apenas cruce por esa puerta.

⸺No digas esas cosas. Estás haciendo algo importante, no puedes venir... ─suspiró, no importa lo asustado que se encontraba, nunca sería una carga para su pareja.

⸺Lo sé, uhm... ─el moreno se tomó su tiempo antes de continuar──. El tipo, Natalan, es agradable, supongo... Mañana temprano tengo un desayuno con él, aunque prefiero mil veces quedarme en mi habitación del hotel y llamarte.

⸺Debes ir y lo sabes. ─pudo notar como la conexión con su novio se perdía y siseó apartando el celular de su oreja, buscó el problema y se percató que una segunda llamada quería entrar, su corazón se aceleró y no de una buena forma al ver de quién se trataba. "Cucurucho" pudo leerse en letras grandes y blancas. Negó, acercando de nuevo el aparato a su oreja, esperando que el tono terminara para poder hablar con su alfa tranquilamente──. Espera. Espera Roier. Cinco segundos ¿Si? ──entró en pánico, no quería hablarle de eso, no quería que él supiera que había faltado al trabajo.

⸺¿Qué pasa, bebé? ──escuchó su voz preocupada, alentándole a contarle.

⸺Es solo que... Es mi jefe, él... Seguro me necesita para algo, mañana... Sí, debe ser eso.

⸺¿Y por qué no contestas?

⸺Hablo contigo. Luego lo llamo ¿Si? No te preocupes. ──no quería decirle, no quería ser una carga para él. Si le contaba a Roier que había visto a Lolito ese día, él volvería solo para partirle la cara. Después del viaje se prometió hacerlo, solo hasta entonces no iba a permitir que un ataque de pánico arruinara sus planes──. Listo, ya paró. ─murmuró cuando por fin la conexión se estabiliza.

⸺¿Pasó algo en el trabajo? ¿Fuiste hoy?

⸺No, ya sabes... Te extrañaba mucho, por eso no fui hoy.

© The Perfect Omega | Spiderduck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora