Capitulo 35

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A veces sucede que uno se ciega tanto por el deseo de recuperar algo que olvida todo lo demás: su amor propio, su anhelo de superación e incluso al amor de su vida.

Quackity sabía muy bien eso. Después de echar una última mirada al celular descargado sobre el sofá, se levantó con dificultad, caminó hacia la puerta y la abrió. Ignoró el abrazo que Missa intentó darle, forcejeando para liberarse de él y cerrándose en su propio dolor. Todo lo demás se desvaneció: los gritos, las miradas curiosas de los vecinos que se preguntaban qué había sucedido. Nada importaba más que el movimiento automático de sus pies, guiándolo hacia el único lugar donde podría encontrar lo que necesitaba para recuperar a Tilín.

No le tomó mucho tiempo llegar al edificio donde sabía que estaba la persona que podría llevarlo a su última esperanza. Tampoco tuvo que hacer gran cosa para encontrarlo; sorprendentemente, él estaba allí, justo frente a la entrada, con los brazos cruzados y una sonrisa victoriosa y asquerosa en su rostro.

⸺Hola, Quackity ─el alfa inclinó la cabeza hacia un lado, riendo con desgana──. Qué mal te ves, como si te hubieran destrozado la vida o algo así. ─se burló, y Quackity gimió en silencio, sin fuerzas siquiera para sentir dolor por ese comentario mordaz──. No puedo creer que Luzu esté realmente encaprichado contigo. No eres más que un omega estúpido, como cualquier otro.

Lolito pasó una mano por su cabello, peinándolo lentamente a su estilo habitual. Quackity suspiró, sabiendo que el tipo no haría nada hasta que él le dijera lo que necesitaba.

⸺Ah ─habló finalmente, carraspeando para que su voz no sonara tan rota como se sentía por dentro──. Necesito...

⸺¿Qué dices? ─el pelirrojo avanzó un paso, llevando descaradamente una mano a su oreja──. No puedo oírte, habla más alto.

⸺N-necesito... ─Quackity bajó la mirada, su voz apenas tenía un tono audible──. Quiero ver a Luzu.

⸺Así no se piden las cosas, idiota.

⸺Por favor ─imploró, levantando la mirada para encontrarse con aquellos orbes de tonalidad venenosa──. Por favor, llévame con Luzu. Por favor...

Quackity deseaba con todas sus fuerzas echarse atrás, correr lo más rápido posible, tal como lo había hecho la última vez. Pero no, ahí estaba, mirando cómo Lolito lo analizaba con una sonrisa de suficiencia, mientras su omega interior se quedaba quieto, completamente sumiso, como un lobo con la cola entre las patas y la cabeza gacha, resignado ante la única persona que podía ayudarle a recuperar a su hijo.

⸺Claro, Quackity ─respondió el ojiverde, y Quackity sintió cómo su piel ardía cuando él pasó un brazo por su cintura, guiándolo fuera del edificio──. De hecho, para eso estoy aquí. Luzu me mandó por ti.

⸺Él...

⸺Sí, lo sabía. ─Lolito le abrió la puerta del auto, dejándolo entrar antes de cerrarla con fuerza, provocando un fuerte estruendo. Quackity se encogió en su asiento, aunque rápidamente intentó relajarse, tratando de parecer menos asustado de lo que realmente estaba──. Parece que te conoce mejor de lo que crees.

Todo se sentía como si estuviera caminando directo a la guarida del lobo, listo para ser devorado. Pero en su mente no había una alternativa mejor. ¿Qué ganaba persiguiendo a los tipos que había enviado el juez? Solo más golpes, y todo frente a Tilín. Eso solo le traería más problemas y no lo ayudaría en el juicio. No, sin Roier presente, lo único que podía hacer era entregarse a Luzu. Solo estando con él volvería a ver a Tilín.

Mientras el auto avanzaba, fue imposible que sus pensamientos se enfocarán en Roier. ¿Cómo estaría ahora? Con sinceridad, no podía imaginárselo de ninguna manera, ni buena ni mala. No se lo imaginaba huyendo de él, pero tampoco regresando. Porque si fuera así, ya estaría de vuelta. Cada vez que pensaba en él, sentía sus brazos alrededor de su cuerpo y su voz susurrando cerca de su oído, asegurándole que todo estaría bien. Quackity solo esperaba volver a verlo algún día, y aunque no fuera a su lado, quería verlo feliz.

© The Perfect Omega | Spiderduck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora