Capitulo 6

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──Oh, vamos, Jschlatt, ¿puedes dejarlo ya? Lo estás asustando.

Escuchó la voz de Slime y lo divisó a un lado de todo el escándalo, estaba rodeado por unos cuantos adolescentes mirones mientras Jschlatt y todos sus amigos continuaban riéndose, seguro de su expresión asustada. Dream era alto, y cuando lo sujetó del brazo no pudo evitar gemir de dolor, no porque doliera en sí, sino porque no quería que le tocara, se sentía de nuevo el estúpido omega que se dejaba llevar por todo.

──Vamos, Quackity, no te resistas, no quieres que use la voz y te veamos mearte en los pantalones, ¿verdad? Dream entrará en celo muy, muy pronto, puedes servirle bien, además según las revistas bien sabes servir hasta a millonarios, ¿no? ─su mirada viajó por la gran cantidad de personas que los rodeaban, incluso ahora sabía porque Slime no se acercaba, dos amigos de Jschlatt lo tenían bien sujeto de los brazos, impidiéndole avanzar. ¿Quién más abogaría por él? Incluso los profesores se alejaban de escenas como esa, nadie se metía con un alfa cazando a un omega, y él era el omega, Jschlatt el alfa; su mirada era el perfecto método para hacerlo doblegarse.

──Jschlatt, ¡Basta! ─la voz de Slime ya parecía algo distante, la mirada de Jschlatt lo estaba consumiendo, sentía su cabeza doler, era él luchando contra su omega, tratando de la forma que sea de no doblegarse ante aquella mirada. E incluso cuando el brazo de Dream rodeó su cuerpo, lo sintió quemar, no de la buena manera, aquel contacto le repugnaba tanto pero ya era tarde, sus pies se estaban moviendo para cuando quiso decir o hacer algo. Jschlatt ganó, el alfa siempre obtenía lo que quería, porque eso es lo que era, una cosa que solo servía para aliviarlos, ni siquiera una cosa que desearan mantener a su lado.

Caminaron a paso tranquilo hasta donde los alfa esos tenían sus autos, suspiró, sus pies se movían por inercia propia mientras su mente solo se llenaba de la imagen del único alfa con el que quizás aceptaría subirse a su auto, y de hecho, se había subido a su auto sin chistar aquella noche. ¿Cómo estaría Roier? Bueno, era rico, ¿No? Seguro se alimentaba bien, comía bien, dormía bien y tenía una vida de sueños.

Si lo pensaba con la cabeza un poco más fría, cuando se estaba acercando a vivir una de las cosas más desagradables de ser la parte más baja del régimen genético, debió haberse imaginado que algo así pasaría, quizás habría evitado esto si hubiera traído puesta la ropa donde aún tenía algo impregnado el fuerte aroma de Roier, no solo para protegerse, sino también porque lo extrañaba. Y sinceramente, sonaba enfermizo no haber lavado ese conjunto de ropa solo para mantener su olor, pero era lo único que le quedaba de él.

Cuando ya estaban a nada de subirse a uno de los coches, escuchó un auto viniendo a velocidad y luego un hermoso Ferrari rojo ya conocido para sus ojos, se estacionó rozando el parachoques del coche donde se supone iba a entrar. Su corazón se detuvo y después lo sintió palpitar con fuerza, incluso su omega estaba aullando de felicidad, si es que eso era posible.

Roier, era su Roier.. Bueno, solo Roier.

Él bajó del auto cerrando la puerta con un fuerte golpe y se paró justo frente a ellos, pudo percibir su enojo, el fuerte olor que desprendía estaba seguro que les asustó a muchos, Roier estaba más que enojado, parecía colérico y la mueca en su rostro solo confirmaba su teoría.

Jadeó cuando estiró su mano hacía él, y sin pensarlo dos veces la tomó, se liberó del agarre de Dream para coger la mano de Roier mientras este rodeaba su cuerpo después. Su cabeza se apoyó contra su pecho e incluso se atrevió a frotarse contra la tela mientras su agarre en su cintura se hacía más fuerte; sin embargo, Roier no bajó la mirada para verlo, continuaba observando a Dream sin siquiera pestañar.

──Es mío. ─gruñó Roier y escuchó el golpe sordo de cosas cayendo. Observó por el rabillo del ojo a una o dos omega que se encontraban entre tanto alfa, ellas se arrodillaron ante el gruñido salvaje que soltó el chico que ahora le mantenía contra él como si de eso dependiera su vida. Dream relamió sus labios, parecía pensar muy bien que decir en ese momento.

© The Perfect Omega | Spiderduck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora