Capitulo 30

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──Roier, entiende, por favor, él no quiere verte.

──Missa, eres tú quien no entiende, ¡Debo verlo!

──Y él no quiere, ¿por qué no comprendes?

Escuchaba con claridad a Roier y a Missa discutir, pero no hacía ni el más mínimo intento por moverse. No sabía si había pasado una o quizás dos horas desde que todo sucedió, pero ya se encontraba acostado con el cuerpo dormido de su bebé en brazos, mientras se acurrucaba más cerca de él, deseando que Roier lo entendiera y se fuera.

Sabía que no era fácil para su hermano el estar enfrentando a un alfa, aunque ambos sabían que Roier era inofensivo, relativamente hablando. Sin embargo, la voz de Missa iba apagándose más y más, aunque aún lo oía, tan terca como él lo estaba, no dejaría que el castaño ingresará a la casa, o eso se podía imaginar.

──Es algo de pareja, Quackity es mi omega, quiero-.

──No es tu omega. ─lo interrumpió Missa──. No lo has marcado y lo de ser novios es una estupidez. No es tu omega, no te pertenece así que no es algo de parejas, puedo meterme y decirte que no quiero que le hagas más daño a mi hermano, ¡Vete!

──Missa, solo... Por favor, solo hablaré con él.

──No, Roier, no quiere, respeta su decisión. ¿Dónde quedó eso que decías sobre los alfas y los omegas siendo iguales? Él no quiere verte, déjalo tranquilo.

──Lo sé, lo sé, realmente lo sé... Solo... Mierda... Dile... Dile que lo amo, ¿si? Por favor, dile que es mi vida y que me conteste el celular o algo. Que no llore más por mí, no solo porque no lo valgo, sino porque nada es como él cree, mi patito no debería estar llorando ahora. ¡Demonios! ──escuchó un sonido de golpe y después un silencio total.

Se iba a levantar para saber qué había sucedido, cuando de repente la puerta de su habitación se abrió y Missa entró. Soltando un largo suspiro, relajó su cuerpo de un modo tan exagerado que de no ser por lo roto que se sentía en ese momento, seguro se habría reído de él.

──Dice que te ama. ─le dijo, acercándose para sentarse a su lado en la cama y pasar sus dedos por los mechones sobresalientes de su gorro con cariño──. Y que no debes llorar por nadie, ni siquiera por él.

──Lo sé, lo oí.

──Sí, yo igual. ─el omega mayor sonrió──. La verdad, es la primera vez que veo a un alfa así, estoy algo... Sorprendido.

──Roier es así... Siempre me dice cosas como esa.

──Exacto, a ti. ─Missa se encogió de hombros──. Es un alfa al que se le llenaron los ojos de lágrimas mientras me hablaba de un omega que no ha mordido, a otro omego. Lo siento si tú estás acostumbrado... Yo no.

──¿Lloró?

──Casi. Golpeó su mano contra el marco de la puerta.

──¿Y él está bien?

──No lo sé... ¿Y si le preguntas? ─le acarició la mejilla, mostrándole una pequeña sonrisa──. ¿Estás seguro de que no quieres escucharlo? Puede que tenga razón y nada sea como crees que es.

──Missa, ese tipo se estaba desnudando mientras él se bañaba, ¿Es en serio? Y no es un hombre cualquiera... Es el tipo por quién sintió algo alguna vez, desnudándose para él. ¿Crees que no lo harían? Roier no esperaba que yo fuera a su departamento porque antes nunca he ido solo, es solo eso... Y Roier... Bueno, no un alfa común, ¿sabes?

──Pues para ser como dices, él realmente parece muy seguro de sus palabras.

──No sé qué quiere ─suspiró, observando a su pequeño dormir──. Seguro solo desea quedar bien, me ha contado muchas cosas y teme que yo lo diga en los medios o algo por el estilo.

© The Perfect Omega | Spiderduck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora