Capitulo 3

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Si se permitía ignorar por unos segundos el pánico que le estaba consumiendo, aquel sujeto era extremadamente atractivo. No podía tener más de veinticinco años, aunque esa barba de dos o tres días lo hacía ver como un completo alfa de posición económica. Una piel ligeramente bronceada, los labios finos y rosados, un tamaño ligeramente menor del promedio aunque estuvo agradecido por eso, y un cuerpo de total dios griego mostrándose a través de aquel traje negro. ¿Dónde se había escondido aquel hombre cuando se encontró tomando las fotos? ¿Y por qué no se presentaba a los bares que frecuentaba? en un día normal podría bien desear estar bajo ese precioso cuerpo, aunque ese momento exactamente no fuera uno normal.

──Disculpe.

Internamente deseo golpear a su omega interno por el estado de sumisión en el que había entrado. Se disculpó con un completo extraño por mantener la mirada conectada con la suya, o por escanearlo con ella mejor dicho. Sabía que su omega salía a flote debido al celo, pero el otro tipo no era más que él para que se disculpará, tampoco es como si no le hubiera estado haciendo lo mismo a su persona, aunque estaba completamente seguro que se debía a sus feromonas.

Dió un par de pasos torpes hasta la entrada, rogando internamente porque el alfa se mantuviera quieto en su lugar, y aunque por un segundo consideró que lo estaba logrando, antes de que pasara por la puerta principal del baño sintió una mano fuerte tomar su antebrazo, deteniendo su andar.

De acuerdo, estaba acabado.

──¿Vas a salir así?

Escuchó su voz aguda pero cargada. Mierda, mierda, mierda, el tipo estaba excitado. Sin embargo, su mirada marrón no mostró alguna señal de que le iba a meter a un cubículo y abusar ahí de él, solo le mostró una sonrisa prepotente que no lo diría en voz alta pero, Dios, necesitaba que fuera a los bares que frecuentaba.

──Tu aroma es demasiado fuerte, ¿realmente piensas salir así?

Cuando lo oyó de nuevo, su cabeza hizo un clic y consideró sus palabras. Tenía razón, ¿A quién engañaba? Definitivamente ya no regresaría a su casa esa noche, a cada segundo el celo incrementaba la temperatura de su cuerpo, su omega pedía con urgencia atención y afuera se encontraban millones de personas que con una simple mirada le tendrían restregandose contra ellos. Ahora pensó, ¿No era mejor quedarse y permitir que ese tipo le hiciera lo que sea que quisiera hacerle antes de salir y permitir que cualquiera de los de afuera lo hiciera? Él chico al menos tenía una buena apariencia, afuera se arriesgaba a que le tocara hasta la peor persona.

──Creo que no es una buena idea. ─respondió.

El chico castaño hizo más suave su agarre hasta que la mano en su antebrazo pareció solo una leve caricia, observó los delgados dedos sobre su piel y su omega gimió complacido y feliz con tener a un alfa tocándole. Se sintió tan bien. Pasaron unos segundos en los que ninguno dijo nada, sabía que le había calmado, su dulce tacto fue una especie de arrullo y no pudo agradecerle más, a menos ahora no parecía completamente un ambientador de feromonas de omega asustado para toda la exposición.

Continúo con la mirada sobre sus zapatos negros, se veían caros, aunque para ese momento no los observaba por interés en la marca o en donde los había comprado, lo hacía porque no podía mirarle a los ojos, no le nacía mirarlo a los ojos a menos que él se lo permitiera.

Vaya, eso resultaba tan patético.

──¿Tu nombre es? ─al fin habló, de nuevo no pudo contener aquella felicidad de saber que no se iría, temía que se fuera. ¿Por qué rayos temía que se fuera? entonces entendió, para ese momento su omega estaba más que ilusionado con disfrutar más de ese dulce tacto que le entregaba en su brazo. Relamió sus labios, sin dejar que pasarán más segundos sin hablar, porque podía ser de mala educación, se dijo.

© The Perfect Omega | Spiderduck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora