CAPITULO 6

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Suelto un fuerte suspiro mientras ruego al cielo un poco mas de paciencia y no traer a mi viejo yo, que aun sigue allí, esperando el momento correcto, a veces quiere resurgir cuando estoy con alguien lo suficientemente irritante como lo está siend...

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Suelto un fuerte suspiro mientras ruego al cielo un poco mas de paciencia y no traer a mi viejo yo, que aun sigue allí, esperando el momento correcto, a veces quiere resurgir cuando estoy con alguien lo suficientemente irritante como lo está siendo este imbécil. 

Inhalo un poco mas del humo de mi cigarrillo mientras miro con desdén a mi dolor en el culo personal con su rostro casi idéntico al mio haciendo su drama frente a mi.

"Ya quiero volver a ver a mi bella, ¿Porque no nos vamos?" . Suelta  por una millonésima vez mas mientras se lanza dramáticamente en mi cama y cubre su rostro con su brazo, pretendiendo llorar, después de un rato me mira y  puedo leer en su mirada un poco de coraje, como si yo fuese la razón por la cual no puede ir a verla pronto, bueno, técnicamente si lo soy si lo queremos ver así.

"Mira pendejo, no eres el único que está sufriendo aquí, también la quiero ver, por eso es que estoy haciendo las reuniones lo mas seguidas posibles para salir de aquí pronto, al igual que tu detesto que esto este tomando tanto tiempo".  Le mascullo mientras suelto el humo del cigarrillo por mi nariz y bebo un poco de mi whisky. "Me hieres hermanito, por que me maltratas, ya veras que le diré a mi bella y así ella me escogerá a mi como su favorito, porque no soy tan cruel y estirado como tu" . Me saca la lengua mientras me mira con malicia.

"En tus perros sueños" . Le dedico una mirada mordaz mientras le saco el dedo medio, bebo un poco mas y me desconecto mentalmente de sus quejas sin sentido.

Soy yo quien esta haciendo el doble de esfuerzo para seguir sentado aquí y no salir corriendo a verla, me la paso  torturándome mentalmente  en esta suit de lujo con sus blancas paredes y coloridos cubrecamas de tono dorado desde hace diez días con doce horas y treinta minutos que es la ultima vez que la vimos.

Imaginando que acaricio su bella piel de tono oscuro que haría un bello contraste contra la mia, mientras me embriago con el delicioso olor de su perfume con olor a frutas tropicales o a coco como en aquella  velada,  a veces me veo soñando despierto mientras estoy en la habitación en silencio, preguntándome como seria el estar  compartiendo mi espacio con esa hermosa mujer y con su espeso cabello negro cubriéndome el pecho mientras duerme cansada después de haberle hecho el amor.

Estoy tan desesperado como mi hermano, pero lo que me diferencia es que sé disimular bien la necesidad que tengo de verla, esta sensación me asusta pero me encanta a la vez, amo sentir esta adrenalina al tan solo pensar en ella, no me había sentido así de vivo ni cuando estaba con la traicionera de Rita, esta es la primera vez que me siento tan atraído a alguien y en tan solo un par de horas que compartimos, nos envolvió a mi hermano y a mi como a niños tentándolos con un par de caramelos.

No puedo sacar de mi cabeza el bamboleo de su cadera al caminar que hacia que sus llenas nalgas rebotaran deliciosamente, tentándome a posar mis manos sobre ellas para sentir el movimiento, no puedo ni quiero olvidar la sensación  del calor de su cuerpo en la palma de mi mano, ni lo suave que se sentía su piel, ni lo bonito que se erizaba cuando la acariciaba, no quiero borrar de mi memoria lo ardiente que se veía con ese vestido rojo que se le pegaba como una segunda piel tentándome con su forma y sus hermosas curvas, provocándome a que le arrancara el vestido y nalguearla por no ponerse brasier haciendo que cuando se pusiera nerviosa sus pezones se erizaran y sus pechos se hicieran mas apetecibles, casi instándome a matar a todo aquel hombre o mujer que la mirara con deseo, no importó cuantas veces intentamos cubrirla con nuestros cuerpos mi hermano y yo, siempre algún hijo de perra la estaba observando y ya tengo a tres en mi mira.

TUS COLORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora