- No sé quienes se creen que son, pero no tienen ningún derecho de intentar hacer cambios en mi vida, que ni se los he pedido y mucho menos quiero, así que - Con un jalón de cabello que casi me hace perder el balance pierdo el rumbo de mis palabras...
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" ¿Donde pueden estar?". Suelto un suspiro cansado mientras sigo en mi cacería de manzanas verdes en el super de la ciudad, tuve que salir por desgracia de mi templo, ya que la señora M se siente mal como para hacer ella sus compras y lo que necesita se encuentran por lo general en los mercados de la ciudad.
Solo de imaginarme un perro viaje de casi dos horas me estresa y mas cuando pienso en el viaje de regreso, hay mucha gente estúpida detrás de un volante estos días, especialmente jóvenes que se quieren mostrar ante la sociedad como algo asombroso con sus coches nuevos que por lo general son regalos de sus papis.
Que no se me note la envidia...pero bueno.
La señora M me tiene un poco preocupada últimamente, su salud esta empeorando estos días y me asusta como pueda resultar todo, sé que digo que la soledad no me molesta, pero en los últimos años ella ha sido mi compañía y me duele de cierta manera que no me quiera tener presente a su alrededor.
Me asusta el solo pensar en que ya no va a estar a mi lado, estoy muy acostumbrada a su presencia, a su olor tan peculiar, estoy muy acostumbrada a todas sus manías y a cómo se expresa, es como una mamá para mí, como una abuela que me hubiera encantado conocer.
Me lastima porque dice que simplemente no quiere que la recuerde de esta manera, cada día un poco mas frágil y con mas arrugas revistiendo su piel, se hace la fuerte a mi alrededor, pero se que esta sufriendo.
He hecho que varios doctores la visiten en casa, el dinero no me molesta, después de todo, la subasta de mis obras dejo un muy buen dinero que me ha permitido tomarme todo con un poco mas de calma, tanto que incluso pensaba en visitar algún otro país.
Incluso ya tenía el lugar en que quería ir, pero mis planes se fueron abajo de una manera que no pude prever, cuando salí de casa pensé que todo estaba bien.
Lastimosamente después de que los gemelos me dejaron en casa, me encontré con la enfermera esperándome en la puerta de mi departamento, la sra M se había puesto mal y no quería que yo lo supiera su excusa fue que esa era mi noche mas importante y no quería ser una, se rehuso a dejar que la enfermera se comunicara conmigo, para ella su salud no era algo que yo consideraría importante y siendo honesta, eso me dolió un poco.
Ella ha sido la persona con la que mas he compartido estos ocho años que llevo viviendo aquí, la considero mi abuela, esa figura materna que me hubiera encantado tener cerca cuando necesité de consejos, de consuelo, de atención y enseñanzas con las diversas situaciones que nos pone la vida.
Como me hubiera gustado que ella fuese quien me explicara que ciertos comportamientos de los hombres hacia mi estaban mal, como me hubiese encantado que me defendiera contra las personas que me lastimaron en todo el tiempo que estuve allí, sintiéndome poco menos que una basura no querida y con miedo de que me lastimaran los amigos de mis padres después de su borrachera, después de todo no seria la primera vez que eso ocurría.
