CAPITULO 8

68 7 1
                                    

Siento como mariposas revolotean en mi estómago por la espera,  como cuando recibí mi primer beso cuando tenía los 14 años por un niño que vivía cerca de mi casa hace unos años atrás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Siento como mariposas revolotean en mi estómago por la espera,  como cuando recibí mi primer beso cuando tenía los 14 años por un niño que vivía cerca de mi casa hace unos años atrás.

Es la misma sensación y no entiendo el por qué, es sólo la señora M.

Quizás lo que me tiene así de nerviosa es el miedo a ser rechazada, quizás también lo es la sombra que me persigue de ser utilizada por otros como su juguete.

Como lo fui cuando después de ese beso me enteré que simplemente había sido una apuesta que habían tenido esos chicos del barrio al ver que yo no me acercaba a nadie, era la niña rara porque sólo me la pasaba escondida y siendo tímida con todo el mundo, no entendían que detrás de esa máscara de timidez sólo era una muchacha, una niña que estaba asustada, que tenía miedo, que ella había sido lastimada.

¿Como podría confiar en que alguien más no lo haría?.

Ellos creían que yo actuaba así por soberbia, por orgullo, después de ese beso en el cual yo recuerdo haber sido envuelta por un calor que jamás había sentido en mi vida en donde me sentía apreciada, porque si bien es cierto, me pareció extraña su atención tan repentina hacia mí, la recibí con los brazos abiertos porque jamás me habían prestado atención antes más que para lastimarme  o para hacerme el centro de sus castigos por cosas que ni siquiera había hecho.

Por eso mientras sentía sus brazos alrededor de mí y sus labios cálidos rozando los míos, más la brisa cálida de los principios de verano en mi pueblo y siendo envuelta por el olor de las flores naciendo a mi alrededor, fue muy aterrador cuando fui arrebatada de mi mundo de fantasía por todas las risas que empezaron a sonar en mi alrededor, más al verlo a él alejarse de mí y reírse mientras me apuntaba con su dedo burlándose de cómo había caído rendida y que era una fácil.

Fue en ese momento cuando me decidí por no tener contacto con ningún otro hombre, pero al parecer no soy buena cumpliendo mi palabra porque después de una paliza particularmente brutal que había recibido por parte de mi mamá alcoholizada unos años después de ese suceso y con ganas de morir, me bebí una botella completa de licor barato que tenía en la sala de estar después de acabarme esa botella no recuerdo mucho, sólo sé que había dejado de ser virgen.

Es tremendamente aterrador despertarte con dolor y ganas de vomitar pero sin entender el por qué te duele el cuerpo, el porque ya no estás en el último lugar que recuerdas a verte acostado el día anterior,  él porque tienes tantos moretones alrededor de tus pechos o en tus piernas, ni saber explicarte el por qué tienes huellas de manos alrededor de tu cintura,  el por qué hay manchas de sangre en tu entrepierna y te duele el caminar,  pero sobre todo el porque estás tendida en el suelo de tu habitación semi desnuda con la puerta media ajustada y en el suelo ver un zapato que reconoces bien porque se los haz visto tantas veces al que persiste en hacerte creer que es tu padre.

 Cuándo me levanté aquella mañana quise morir, intenté morir porque ya estaba cansada, me habían roto tanto y de tantas maneras, esa mañana ver el espectáculo que habían dejado en mi cuerpo fue lo peor, lo más doloroso es saber que soy una cobarde, porque aún con el cuchillo empuñado en mis manos apuntando en las venas de mi cuello mirándome en el espejo mientras recorría con mi mirada  observando las marcas qué se  burlaban de mí sobre mi cuerpo, no tuve la fuerza para clavarlo en mí y acabar con todo lo único que pude hacer fue bañarme como jamás me había bañado antes, tanto que al salir de la ducha tan solo sentir el aire ardía mi piel, arme una maleta saqué los pocos ahorros que había hecho por trabajos a tiempo parcial que había tenido a escondidas y con lo poco que tenía me fui sin mirar atrás.

TUS COLORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora