CAPITULO 27

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Me pellizco el brazo, con el afán de quitarme esta sensación que se retuerce en mis entrañas de que puede ser un sueño, el verla después de tanto tiempo se siente tan surrealista y con esa pancita de embarazo se ve tan adorable, como me imagine qu...

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Me pellizco el brazo, con el afán de quitarme esta sensación que se retuerce en mis entrañas de que puede ser un sueño, el verla después de tanto tiempo se siente tan surrealista y con esa pancita de embarazo se ve tan adorable, como me imagine que se vería al estar embarazada.

Paso mi lengua sobre mis labios cuando observo a mi hermano acariciando su brazo, haciendo que se deslice su camisa de seda exponiendo su piel, ella gira su rostro para mirarlo dejar besos hasta la parte interna de su brazo, susurrándole todo lo que quiso decir desde que se fue.

Cruzo mis piernas y me arrimo en el borde de la puerta y los observo con atención, quiero adherir en mi cerebro cada imagen, palabra, suspiro, lagrima y gesto que ella haga, el verla en este momento con sus misma actitud tímida, me da la sensación de que todo lo vivido no fue mas que una amarga pesadilla.

Como me encantaría esconderla para que nadie le ponga los ojos encima, que no sea mi hermano o yo.

Puedo notar su clara incomodidad al estar envuelta con nuestras atenciones otra vez, al sentir mi mirada en ella, levanta su rostro y dirige su atención a mi, con suficiencia sonrío observando como su naricita se pone roja, baja rápidamente su mirada con timidez, inclinando su cabeza un poco al verme con la sonrisa que le dedico, mi sonrisa se expande por ello.

Al parecer, se le olvidaron las reglas.

Resoplo ante su silencio aun cuando mi hermano intenta hacer que ella lo acaricie de regreso, el verla así no merma mi felicidad ni lo orgulloso que estoy de que la embarazamos, mi hermano sigue susurrando palabras en su oido y ella posa su mano libre sobre su vientre, es obvio que no está feliz en este momento, pero ella no esta entendiendo de lo que se esta salvando en este momento.

Tenia muchos planes en mi cabeza, diversos métodos para castigarla en el momento que pusiera mis manos sobre ella una vez más, la parte más oscura de mi quiere que sufra tanto o quizás mas de lo que sufrimos por su escape.

Llamarlo escape me lastima, solo pensar en esa palabra hace que se me retuerza el estómago por el coraje, es como admitir que la teníamos prisionera y difiero completamente con ese pensamiento, lo que si es cierto, es que ella escogió su cobardía antes que venir a nosotros cuando fuimos claros con nuestras intenciones desde el principio.

Pero le doy el beneficio de la duda, por creer que el costal de piel como lo es el viejo le podría hacer daño pasando por encima de nosotros, puede ser intimidante cuando sabe a quien puede manipular, también es comprensible que por los eventos que ella experimentó en su pasado no sabe como actuar con la figura masculina de poder que se le acerque.

Vuelvo a poner mi atención en ella y se siente tan bien el sentir las llamadas mariposas en mi estomago otra vez con solo verla.

Ella está bien..

Ella está frente a mi otra vez....

Me alejo del marco de la puerta y me encamino en dirección a ella con una gran sonrisa, el moverme hace que su atención pase a mi de inmediato y puedo ver como la recorre un escalofrío y se le eriza su piel en cada paso que doy, sus pezones apretados se notan a través del tejido de su pijama, el tono dorado que tiene su ropa de dormir de seda le queda muy bien.

TUS COLORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora