CAPITULO 13

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Toda la espera valió completamente la pena

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Toda la espera valió completamente la pena.

Suspiro y miro a mi bella de reojo sin poder creer aún todo lo acontecido tan solo unas horas atrás, cierro los ojos y de inmediato se me presentan las imágenes vividas de sus gemidos, sus ruegos y lo dulce que sabían sus lágrimas en mi boca.

Estiro mi mano y la toco solo para verificar que no fue un sueño o producto de mi imaginación el haberla hecho nuestra.

Que no fue un delirio provocado por el cansancio y el estrés del trabajo el que me produjo casi vívidamente el imaginar como su cuerpo se aferraba al mío y lo caliente que su interior se sentía cuando la penetraba.

Sintiendo mi verga ponerse dura otra vez la acomodo y me pongo de costado para verla y sentir su cuerpo aún más cerca de mi.

La observo mientras duerme acurrucada en medio de nosotros, con su hermoso cabello negro disperso bajo la almohada, haciendo un bello contraste con el tono rojo sangre de las sábanas.

Me quedo casi sin aliento al ver su hermoso rostro aún sonrojado por todo lo que hicimos, con mis dedos delineo sus rasgos admirando lo bien que luce con sus pómulos bien marcados y unos pequeños lunares esparcidos de manera descuidada al rededor.

Sus labios se ven tan gruesos y tentadores, amo como contrasta con su pequeña nariz, son de esos tipos de labios que te ruegan que les prestes atención, que los bañes a besos.

Observo como su pecho se mueve suavemente con cada respiración, haciendo que la tierna carne se mueva en respuesta.

Las sábanas que cubren su cuerpo dejan expuesto sus deliciosos pezones de tono oscuro, tan apetitosos y listos para comerse como a una fruta madura, me acerco lentamente y paso mi lengua sobre uno de ellos, cuando estoy seguro de que lo saboree lo suficiente, me alejo y le soplo un poco de aire frío y observo fascinado como estos de inmediato se aprietan.

"No puedo creer que todo esto sucediera". Quito mi atención de mi bella al escuchar a mi hermano hablar. "Me parece increíble que la hayamos hecho nuestra por fin, tenía miedo de que tuviéramos que forzarla, pero ella es una sumisa natural después de todo". Mi hermano esboza una gran sonrisa y toma entre sus manos el otro pecho de nuestra reina para darle un delicado beso.

Posa sus dedos suavemente sobre la piel de mi bella para no despertarla, le sonrió embelesado al ver lo feliz que se ve.

Es la primera vez que lo veo sonreír así de genuino y que esta vez no sea yo la razón de esa sonrisa me alegra aún más.

"Fue incluso mucho mejor de lo que llegué a imaginar, mejor de lo que alguna vez creí haber probado antes". Suelta un suspiro mientras continúa besando su piel.

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