Capítulo 32

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PETER

No me entraba en la cabeza el cómo el papá de Lali podía estar haciéndole tanto daño, intenté distraerla día tras días y cuando llegó la segunda ecografía para ver a nuestro bebito algo ocurrió.
Se me revolvió el estómago y sentí una presión en el pecho horrible.
Todo el estrés que Lali sintió le afectó de la peor manera, ella esperó a que el médico le diga que lo que le había dicho era un chiste de mal gusto, pero eso no ocurrió.
-Vas a tener que someterte a una operación para que lo saquemos-el médico le habló pero ella estaba quebrada, yo estaba igual que ella, aguantando para no llorar y no provocar que se derrumbara, tenía que ser fuerte por los dos.
-¡No pienso ir al quirófano!-Lali negó con la cabeza completamente negada.
-¡Tenes que ir al quirófano! Tenemos que sacarte a tu bebé, ya no tiene signos vitales Mariana, y que esté en tu interior va a traerte problemas de salud serios-el médico la quiso hacer razonar.
A Lali se le formó un puchero y no pudo aguantar más, se puso a llorar, primero lento y después fuerte, la abracé y ella quiso que no la suelte, pero los médicos llegaron para la operación.
Acompañé a Lali al quirófano, y unos minutos después la vimos, era una cosita ínfima sin vida, todavía le faltaba mucho para desarrollarse, pero igual así era nuestra, nuestra hija.
El médico le apoyó a Lali en el pecho a la que era nuestra bebé llena de vitalidad  ahora sin vida y lloramos, ella me miró con ojos apagados, vacíos.
Y todo pasó muy rápido, Lali salió de la internación ambulatoria a las horas y volvimos a mi casa.
El silencio del viaje en auto me volvió loco.
-¿Queres que te prepare un té?-le hablé sin saber cómo estaba haciendo para estar parado y no quebrado llorando en la cama.
Ella negó con la cabeza toda pálida, la tomé por la barbilla para que me mire aún sabiendo que íbamos a terminar ambos llorando, pero tarde o temprano íbamos a tener que hacer el duelo.
-No puedo dejar de pensar en que es mi culpa Peter-se le aceleró la respiración- yo traté de mantener mi cabeza ocupada haciendo mil cosas para no estresarme y terminé estresada mal, ¡me hice mal sin saberlo!-sus ojitos brillosos pero por la tristeza me aceleraron la respiración a mi también, le llené la cara de besos y ella se aferró a mi cuerpo.
-Lo mejor es que descanses La.. vamos a la cama-la animé para que vaya a la cama- y.. no es tu culpa.. a veces las cosas pasan porque lamentablemente está así escrito desde arriba-le señalé al techo cómo si fuera el cielo.
-¡¿Qué estaba escrito que las cosas iban a ser así?!-me gritó con la poca voz que le quedaba-¡no Peter! ¡No tenía que pasar esto! ¡Es mi culpa, y no solo mi culpa! La culpa mayor es de Enzo Espósito-se quebró y comenzó a llorar fuerte, la abracé y fuimos los dos a la cama, nos quedamos tirados sin mirarnos, cada uno por su lado procesando lo que había ocurrido, porque aún no nos entraba a la cabeza que la desgracia que nos había pesado era real, no solo un mal sueño.

Lali lloró tanto que se quedó dormida del agotamiento, por momentos gritaba desesperada, y yo hacía todo lo posible para que se de cuenta de que no estaba sola, abría sus ojitos, me miraba y se le formaba el puchero, así fue que pasó una semana, le pedí por favor a alguna de sus amigas que se quede con ella, yo tenía que ir a trabajar.
Ingresé al restaurante y fui eficiente, pero mi cabeza no estaba realmente en lo que estaba haciendo, agotado me tomé diez minutos para tomar algo de aire y volver a la rutina, mis compañeros de trabajo, la mayoría gente mayor a mi fueron comprensivos.
Terminé mi día laboral y de me ocurrió hacer lo que nunca había hecho en tantos años de vida, fui a la casa donde vivía mi mamá con su marido, toqué el timbre y esperé, quién me abrió la puerta fue mi hermanastro más chico, que tampoco era tan chico.
-¿Pasas?-me miró de arriba hacia abajo cómo si estuviese juzgándome, ninguna novedad, asentí con la cabeza- mamá está en su oficina
-Ok genial-entré directo y caminé hacia la oficina de mi mamá, ella estaba usando su computadora, levantó su mirada y se sorprendió al verme-hola Soledad
-Hola Juan Pedro-esbozó una pequeña sonrisa tímida- ¿qué te trae por acá?
-Hace un tiempo te juré venir a verte y...-se me aceleró la respiración- esta vez vengo por otras cosas, yo tengo una novia mamá... estaba equivocado, sí pude experimentar sentimientos profundos, y cuando estaba en la cúspide... me enteré de que iba a ser papá-la voz se me quebró- iba todo bien, escuchaba su corazoncito, con Lali estábamos felices, yo estaba feliz porque tenía la oportunidad de hacer las cosas bien y otra vez el destino se encargó de golpearme donde más me duele-no pude contenerme, me puse a llorar cómo un niño, con Lali no me había soltado tanto porque necesitaba ser su sostén- la familia.. mi familia.. mi propia familia... y..-mi mamá se puso de pie y me dio un muy necesario abrazo- ¿porqué siempre tengo que arruinar todo lo que toco? Lali era una mina feliz, le iba bien.. sus papás estaban orgullosos de ella y desde que aparecí en su vida sólo le pasaron cosas de mierda
-Conocerte a vos y por poco haber tenido un bebé juntos no fue algo malo... siempre pensé en que eras un hombrecito muy dulce cómo para no compartir esa dulzura con otra persona-mi mamá elevó sus cejas- y que lindo que esta chica Lali haya podido conocer el verdadero Peter... el que estaba debajo de miles de capas-me miró emocionada, entre alegre y triste- y lamento mucho lo de tu bebé
-Lo de mi bebita.. era una nena..-la voz cada vez se me fue yendo más- no sé, tuve la necesidad de contarte mi breve alegría y mi tristeza...
-Hijo, lo que pasó no es tu culpa, quiero que lo entiendas, y tampoco es su culpa-me miró firme- y decírselo, porque seguro debe creer que es su culpa.. son cosas de mierda que pasan, pero ya va a llegar ese momento en el que sea EL momento
-¡Pero éste era EL momento!-se me escaparon varias lágrimas- y no sé si quiero volver a vivir algo así.. el dolor que siento en este momento no se lo deseo ni a mi peor enemigo-no se porque al decir enemigo se me vino a la cabeza ese papá del cual ni conozco la cara- a nadie..
Mi mamá se quedó conteniéndome, abrazándome y diciéndome cosas lindas.
-Contame de esta chica Lali-quiso cambiar de tema.
-Lali se llama Mariana... es la jefa del lugar donde trabajaba pero yo no lo sabía, ¡y sí que me la hizo difícil!-se me formó una sonrisa fugaz que se me borró- y sí, del lugar donde trabajaba, su papá al enterarse de lo mío con ella me echó, y ahora trabajo en un restaurante tradicional, no modernoso-finalicé.
-No puedo creer la cantidad de cosas que pasaron... ¡y que no me enteré hasta ahora!-mi mamá me hizo un reclamo-¿con el trabajo nuevo estas bien?-me preguntó y asentí con la cabeza-¿y del corazón?
-Dolido..-no dudé nada al responder- lo que pasó me dolió y sigue doliendo cómo nunca creí que iba a dolerme algo.. y Lali me grita porque tampoco sabe cómo manejar la situación, y llora, es infeliz, la volví una persona infeliz
Me quebré y mi mamá me dio un nuevo abrazo, me susurró al oído varias veces que no era mi culpa.
Al rato decidí irme y me crucé con otro de mis hermanos que me saludó con la mano y después me ignoró, de ellos ya no tenía que esperar nada, pero la que me sorprendió para bien fue mi mamá.

LALI

Candela me cuidó en el "primer turno", se quedó en la casa, me cocinó, me hizo ver una comedia para nada romántica, sólo para reírme, pero fue inútil, nunca me reí.
Por momentos me acariciaba la panza y recordaba que ya no había más nada ahí, entonces se me formaba un puchero, hacía fuerza para no llorar, así aguanté parte de mi mañana con Candela, cuando por la tarde llegó Eugenia también hice fuerzas para no llorar.
Al ver a Peter traspasar la puerta principal me quejé, lloré por todo lo que no pude llorar en el día sintiéndome una mierda, seguro lo único que le faltaba era tener que estar a mi lado en pleno ataque de angustia.
-¡¿Donde estabas?!-intenté sonar tranquila pero soné desesperada, mandona-¡te necesité Peter! ¡No pude llorar en todo el puto día porque no estabas acá!
-Lali-me tomó por los hombros para apartarme un poco y me miró a los ojos- sé más amable con vos misma.. y si necesitas llorar llorá, eso sí por favor sé amable conmigo-su voz se quebró- porque también estoy atravesando la misma mierda... también estuve todo el día queriendo llorar, y los dos hicimos fuerza para no hacerlo tanto durante una semana entera-se le formó un puchero a él- pero lo único que nos va a aliviar es sacar hacia afuera todo lo que nos duele.. y si necesitamos llorar podemos hacerlo juntos, abrazados, de la mano.. sentados uno al lado del otro sin necesidad de tocarnos pero juntos.. podes gritarme aunque eso me pone mal si te soy sincero
Mi vista se nubló al ser consciente de que este tiempo estuve siendo muy dura con él, egoísta por no poder ver que estábamos del mismo lado, del lado del dolor por el mismo dolor, por la misma pérdida.
-Te amo Peter-le hablé con voz más tranquila y dulce.
Él besó mi frente tiernamente y suspiró fuerte.
-Te amo Lali... y estamos juntos en esto-sus ojitos apagados me dejaron sin aliento.
La incertidumbre se apoderó de mi, y apareció el miedo a no volver a ser la que era, y también el miedo a que Peter vuelva a ser le que era antes de conocerme, o simplemente que ninguno de los dos pueda volver a conecta con el otro, que las diferencias que nos hicieron enamorarnos esta vez nos separen, porque somos distintos, muy distintos. 

Distintos (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora