Capítulo 3

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PETER

Curé la herida de Lali y le puse hielo, ella me miró con detenimiento cómo si estuviese evaluándome, me sentí juzgado.
-Te llevo a tu casa-me abrí paso para que se baje de la mesada de la cocina- esto nunca más
-¿El qué?-elevó sus cejas mostrándose desconcertada.
-Que te subas a la mesa-le sonreí mirándolo con picardía- ya sé que seguro te hiciste toda la cabeza, vos y yo chapando, vos sentada acá... pero no, hoy no, no quiero que pienses que me estoy aprovechando porque te diste un tremendo golpe en la cabeza
-Que encima fue tu culpa-su carita linda se transformó a una de culo- y gracias por tu propuesta de llevarme, tengo auto-se bajó de la mesada y disgustada fue en busca de su mochila- ¿siempre sos así de descuidado?-dejó esa pregunta en el aire y se fue, desconcertado me quedé pestañeando varias veces, ¿qué fue lo de recién?

LALI

-¿Y que tal tu día en el restaurante?-mi papá a penas me vio llegar me taladró a preguntas-¿encontraste alguna irregularidad como en España?
-Papá es tarde, ¿podemos hablar en otro momento?
-¿Qué te pasó en la frente?-se acercó para ver mi moretón-¡¿alguien te hizo esto?!-se escandalizó.
-No... bueno, una persona apagó la luz antes de irnos y me llevé puestas las sartenes que cuelgan en el techo-me hice la indiferente-son cosas que pueden pasar, ¿no?
-Sí.. son cosas que pasan, más si te encontras en constante movimiento al trabajar-me dio un abrazo y besó mi frente- tené más cuidado, y bueno, espero tu informe al termino de tu primera semana
Asentí con la cabeza y le sonreí con una sonrisa chiquita.
Di media vuelta y fui directo al baño, me di una merecida ducha y después de verme frente al espejo la herida y el chichón quise morirme, ahora Juan Pedro me debía una, y sacaría provecho de eso.

Al día siguiente me desperté más temprano que lo normal, desayuné y no vi a mis papás, ellos se habían tomado unos días libres para estar en una especie de "luna de miel" aprovecharon que yo estaba a cargo e hicieron la suya, lo cual me pareció perfecto, si realmente pasara algo... yo iba a tener que solucionarlo completamente sola, y nunca tuve que llegar a algo así.
-¡Hola!-una vez en de vuelta en la cocina saludé en general, los demás me respondieron menos Peter Lanzani que estaba muy preocupado en lo suyo, su concentración en la cacerola era cómo la de un gato cuando espera para saltar y cazar un pájaro.
-Hola-lo saludé especialmente a él para ver si era una persona cordial.
-Hola-me respondió con desinterés, no sacaba la mirada de su preparación- se supone que esto es lo que tenes que hacer, no perder de vista lo que te va a dar de comer, tenes que hacer bien tu trabajo
-¿Desde cuando sos moralista y me das cátedra de cómo trabajar?
-Desde que por poco me cagan a pedos a mi, ayer Ruperta me mandó un mensaje por la noche, quejándose de que ALGUIEN echó a perder mercadería, y te cubrí
-¿Admitiste que te confundiste?-me sorprendí.
-No, le dije que la mercadería estaba en mal estado y por eso tuve que tirar la salsa
-Pero le echaste la culpa al proveedor de la mercadería, se puede ganar una cagada por tú culpa-me preocupé.
-Por TÚ culpa-me aclaró.
-Voy a hablar con Ruperta cuando la vea-me aparté de Peter Lanzani y busqué con la mirada a la señora.
-NO-Peter me tomó del brazo y me miró a los ojos- hice un esfuerzo sobrehumano para salvarte el culo, y también para no deberte nada más.. seguro pensaste en cobrarte el golpe en la cabeza y el chichón que ocurrió por mi culpa
-Así que me salvaste el culo para salvarte tu propio culo y no tener que deberme nada-me reí de lo retorcido de su plan, ¿esto que hizo lo puedo catalogar cómo intentar manipularme?-perdón por todo tu esfuerzo, pero yo soy una persona sincera-le guiñé un ojo haciéndome la picante y giré para irme.
Con el delantal ahora puesto caminé por el pasillo del restaurante que todavía no había abierto y la llamé a Ruperta.
-Hola..-le hablé con timidez.
-Hola-me saludó ni seria ni alegre.
-Quiero pedir disculpas por lo que pasó ayer... lo de la salsa, fue culpa mía, se me pasó a mi y Juan Pedro intentó salvarme, porque era mi primer día y-iba a seguir hablando toda nerviosa hasta que Ruperta me frenó.
-STOP-abrió ampliamente sus ojos-¿qué Juan Pedro te cubrió? Eso sería algo nunca antes visto...-me miró con curiosidad- parece que le interesas, así que tal vez esta vez no cause problemas-tomó aire y soltó un suspiro- es un chico complicado.. con muchos problemas, pero es un chef increíble, y bueno, volviendo a lo otro-hizo una pausa sin dejar de mirarme- que NUNCA más se repita, esta vez te la dejo pasar por nueva y por haber sido sincera, la sinceridad es algo que valoro no solo en los trabajadores, en la gente en general, igual, no te acostumbres a que "premie" eso, se supone que todos tenemos que ser sinceros
Asentí con la cabeza entendiendo perfectamente su punto, le agradecí y al volver a la cocina vi que Peter había apagado la hornalla y dejó a un lado la olla, en vez de seguir haciendo cosas estaba mirándome.
-¿No se supone que no hay tiempo que perder?-volví contenta-Ruperta valoró mi sinceridad, pero me advirtió el hecho de que me perdonó sólo esta vez-elevé mis cejas y vi a Peter sorprendido también elevando sus cejas.
-Ahora la puteada que no te dieron a vos me la voy a comer yo-me miró mal.
-No creo-esbocé una pequeña sonrisa- le pareció increíble que me hayas cubierto
-¿Entonces es real que la mayoría me cree un hijo de puta?-preguntó al aire.
Todos los de la cocina se quedaron estáticos al escucharlo a él y para que termine el momento incómodo me apiadé y me hice la graciosa.
-¡NO! No es verdad-mentira.
-Estas mintiendo-me acusó con uno de los dedos de su mano.
-Estamos en horario laboral, después arreglamos tus ganas de putearme por haber hecho de mi llegada una buena incorporación-lo jodí y fui a mi isla, lista para seguir cocinando, de vez en cuando sentía una mirada en mi espalda.
-¿Qué onda todo con Lanzani?-horas más tarde Gastón almorzó conmigo- está bastante callado para ser él
-¿Nunca se calla?-me sorprendí.
-No.. no es que no, sólo que está volado, ¿qué hiciste para tenerlo así?-Gastón se rió,
-Lo mandé al frente con Ruperta, pero sorprendentemente ella no se enojó, es más, creo que quedó sorprendida por la actitud de Peter, cree que le "intereso", y tal vez eso ayude a que en la cocina haya paz-hice una pausa- ¿tan terrible es?
-Ya te conté lo que sabes sobre él-Gastón me miró preocupado-sólo quiero que no abandones tu puesto, el desfile de mujeres por la cocina tiene que terminar, este es un lugar donde no solo pocos trabajan, una oportunidad así es para aprovechar, y no puede ser que el clima de vez en cuando se vuelva de mierda por uno que sólo busca tener joditas-suspiró- no quiero que te haga mal, me caes bien
-Voy a estar bien, soy una mujer buena onda, bien predispuesta, dispuesta a aprender... y nadie va a hacerme mal-se lo aclaré.
-Ojalá sigas mostrándote firme-Gastón esbozó una pequeña sonrisa que le correspondí.
Terminamos de comer y lavamos la vajilla.
-Basta de chachara-Peter se volvió serio.
No le saqué un nuevo tema de conversación, hice mi trabajo y en el momento de irme me tomaron del brazo.
-¿Cenamos?-Peter me miró a los ojos- en mi casa
-¿En tu casa?-me reí.
-Sí.. cocinemos algo, de paso te enseño-me guiñó un ojo.
-¿Pensas enseñarme?-me reí otra vez.
-Te faltan conocimientos, no se donde estudiaste... no parece que hubieses estudiado, sos buena, pero creo que entraste por recomendación de alguien, nadie entra en un restaurante cómo el nuestro porque sí-me desafió con la mirada.
-¿Vos entraste por alguien?-lo miré desafiante.
-Puedo responderte a eso si venís conmigo-entrecerró sus ojos y me señaló la puerta para que salgamos de la cocina.
Solamente por la curiosidad le hice caso, me senté en mi auto y manejé, él me pasó la dirección de su caso, cada uno estacionó el suyo en la cuadra.
-No es una mansión lujosa, pero es un lugar con mucha historia-Peter me abrió la puerta de su casa y me dejó pasar, lo hice, él encendió el interruptor de la luz.
-No me imaginaba tu lugar así..-me quedé boquiabierta, estaba lleno de obras de arte, era una casa antigua.
-Así que te imaginaste en mi lugar-aprovechó mi descuido para coquetear conmigo, me reí y negué con la cabeza-¿lo decís por el clima a familia perfecta? Si sentís curiosidad la respuesta de quién me recomendó para trabajar en el restaurante es nadie, fui un caso excepcional, insistí día a día, llevándoles distintas comidas hasta que me contrataron, el dueño de todas las cadenas me aceptó, por mi perseverancia, mi excelencia y mis ganas de triunfar-me sonrió con una mirada burlona.
-Muy interesante esto, pero en este momento lo que me interesa mucho es saber qué hace un hombre cómo vos viviendo en un ambiente "family friendly" un lugar totalmente apto para todo público y no uno más dieciocho-lo jodí y Peter se rió de mi joda.
-Me agrada tu sentido del humor-me halagó- no soy Christian Grey, soy Juan Pedro, y no soy una persona TAN rebuscada, lo mío es pasarla bien tomando un vinito, coger... coger mucho-me miró a los ojos con una decisión increíble, ¿acaso pretendía que me lance a él por voluntad propia?
-Adoro la sinceridad, al final te sacaste la careta, ¿lo hiciste ahora porque estamos fuera del ambiente laboral?-me reí y negué con la cabeza- sos increíblemente básico     
-Vos sos básica, te haces la linda conmigo, la imposible, la correcta, y todo lo que seguro queres y da vueltas en tu cabeza es las ganas de dejarme tirado en la cama sin nada-se atrevió a ser un desubicado.
Suspiré y le paré el carro.
-Ese es tu pensamiento, el que ahora mismo debe estar dando vueltas por tu cabeza y no es ningún halago para mi que un inadaptado me imagine con deseo-le di una palmadita suave en una de sus mejillas.
Peter se acercó tanto que sentí su respiración sobre mi cara, rozó su nariz con la mía y cuando me tuvo al borde de cometer un error se apartó con una sonrisa de ganador.
-¿Cenamos?-cambié de tema completamente avergonzada- a eso vinimos, a CENAR-aclaré.
Completamente divertido Peter no dejó de lanzarme miradas recordándome lo patética que pude haber sido.
Lo escuché enseñarme a cocinar algo que realmente no sabía cómo hacerlo y después lo degustamos, el guacho sí era un buen cocinero.
-¿Ya te conquiste por el paladar?-me miró con una sonrisa.
-No-negué con la cabeza sonriéndole- muy rico, pero tengo que volverme, mañana se trabaja-le recordé.
-Muy bien, estas tomándote tu laburo enserio-me felicitó con sarcasmo.
-Si hay algo que nunca nadie me cuestionó en la vida es mi responsabilidad, llegué un poquito tarde, cociné mal una salsa, pero yo también soy una persona a la cual le gusta triunfar-se lo dejé bien en claro.
Sorprendido pestañeó varias veces.
Me acerqué a su cara y fui cordial, besé su mejilla.
Le pedí que me siguiera a la puerta de su casa para que me la abra y por suerte lo hizo.
-¿Mi beso?-me miró firme.
-Ya te lo di-le respondí lo obvio.
-No acostumbro a que la gente a la cual le abro las puertas de mi casa no me pague-me miró la boca.
-¿Cuanto costó la materia prima de la cena? Así te pago..-iba a abrir mi mochila para buscar mi billetera y lo escuché reírse.
-O sos muy ingenua o te estas haciendo la boluda, creo que es la segunda-me sonrió.
-Nos vemos mañana Juan Pedro-bajé los tres escalones de la entrada principal dispuesta a irme.
-Ya es mañana, y Lali-me llamó y levanté mi mirada- a pesar de tu obsesión con manipularme lo pasé bien
¡¿Qué yo tengo una obsesión con manipularlo?! Me reí fuerte porque me pareció muchísimo.
Así que me fui, seguí riéndome en todo el viaje en auto hasta mi caso, ¡¿manipuladora yo?!  ¡Manipulador él!

Distintos (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora