|Capítulo 08: encuentro|

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—Menos mal que no te lo fracturaste

—...

—Pero lo malo fue que en emergencias tardaron mucho.

—...

—No entiendo por qué la gente se altera tanto cuando un oficial comete un error, ¡al fin y al cabo, también es una persona!

—...

—¿Tú qué crees?

—...

Nick, finalmente, arrugó la nariz, mientras apartaba la mirada de la calle sólo unos segundos, para observar de reojo al chico que tenía en el asiento del acompañante.

—¿Qué? ¿Ahora no hablas?

—¿Qué quieres que te diga? —preguntó Hunter, tratando de no mandarlo al diablo, al ver su brazo derecho vendado. Con una mueca, lo colocó en una posición cómoda, apoyándolo en el umbral de la ventanilla, que estaba completamente abierta. —Tendría que haber llegado a mi casa hace dos horas.

—Oye, agradece que no te dejé varado en el hospital. Hubiera sido muy difícil conseguir un taxi.

—Yo no te pedí que me traigas. —replicó, con la tentación de pegarle un manotazo en la cabeza.

Nick se encogió de hombros. —Digamos que me sentía culpable por lo que te pasó. Tenías razón, no estaba mirando quién cruzaba la calle, pero tú tampoco es que estabas cumpliendo con las normas de tránsito.

—¡Yo al menos...! —intentó defenderse. Pero no había caso.

Él había cruzado mal, no en donde estaba la senda peatonal.

—¿Al menos?

—Al menos venía atento.

—¿Y por qué no me esquivaste, entonces?

—¿Quién te crees que soy? ¿Spiderman? No tengo tan buenos reflejos, para tu información. —miró por la ventanilla como las casas iban pasando con rapidez.

—No estabas mirando la calle.

—Por supuesto que sí.

—Te diste cuenta de mi presencia cuando frené.

—Bueno...

—O, mejor dicho, cuando te choqué. —paró el patrullero lentamente en un semáforo, y se quedó con su mano derecha colocada sobre la palanca de cambio, mientras que la otra estaba sobre el volante. —Tú eras el que no estaba atento.

—¡Tú doblaste mal! —exclamó, mirándolo de nuevo. Salvo que, esta vez, Nick tenía la mirada puesta sobre él.

El oficial sonrió un poco.

—¿Por qué tan alterado?

—¡Porque estás siendo injusto! —dijo con obviedad. —Quieres echarme la culpa de que me has atropellado, ¡cuando el que conducía eras tú! ¿Qué clase de loco dobla a tanta velocidad? Tranquilamente podrías haber frenado antes.

—Es que no te había visto, ¿no entiendes?

Hunter apartó la mirada de nuevo, hacia el frente, completamente malhumorado.

—¡Por supuesto! Seguro andabas haciendo alguna de tus operaciones como oficial. Y como eres “La Ley”, puedes ir a la velocidad que se te antoje. Ni siquiera te importa lo que le pase a los demas. Como tu deber es sólo combatir el crimen, nunca piensas en lo que sienten las demás personas, porque ves a las desgracias como a algo normal, ¿no es así? —habló con ironía.

Hunter creyó que iba a justificarse, que le seguiría discutiendo, pero, cuando no oyó más nada, y el semáforo se puso en verde, frunció el ceño. Llevó su vista hacia él de nuevo, y vio que su expresión estaba neutra, y que todavía no había acelerado.

LAS HUELLAS DE LOS RECUERDOS [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora