|Capítulo 25: reencuentro y operación rescate|

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—Despierta.

Hunter levantó las cejas, pero no abrió los ojos.

Sintió otra sacudida en su hombro, y se quejó en voz baja.

—Corfield, despierta. Hey.

Más sacudones.

—Por Dios. Podría estar incendiándose la casa y tú estarías dormido sin enterarte de nada. —masculló.

Volvió a mover su brazo, más fuerte, sacándole un ruido más potente como queja.

—Déjame dormir, Nick...

Silencio.

—No soy ese tal Nick.

Ahí Hunter fue abriendo los ojos, confundido. Había estado soñando con el policía, un sueño bastante peculiar, cabía decir, y había mezclado la irrealidad con lo que estaba pasando ahí, en ese lugar.

No estaba en su habitación en la casa de su tío, con Nickolas besándolo... Sino que estaba en su oscuro cuarto de la mansión, con Louis acuclillado al lado de la cama, observándolo con el ceño fruncido. En su mano, traía una linterna que era lo único que transmitía luz.

—¿Louis? —preguntó, con la voz adormilada. Se fregó un ojo, y bostezó, extrañado. —¿Qué demonios haces aquí?

—Si fuera otro ya te habría dado un golpe por tu falta de respeto, pero tienes la suerte de que yo también odie estar aquí. Sólo por eso me caes bien. —dijo, levantándose y apuntándolo con la linterna directamente a la cara. Hunter se quejó, tapándose el rostro con la fina sábana.

—Aparta esa cosa.

—No. Tienes que levantarte.

—Pero si ni siquiera es de día.

—A eso no puedes saberlo. No tienes ventanas para comprobarlo. —se encogió de hombros, y caminó hacia el escritorio, aliviando a Hunter, que había vuelto a quedar en la oscuridad. —Levántate.

—¿Qué hora es?

—Las cuatro de la mañana.

—¿Y para qué me levantas a esta hora? ¿Qué? ¿Otra vez tengo que desnudarme y fingir que tenemos se...?

—No. No es nada de eso. Los demás no saben que estoy aquí. —le comunicó, revolviendo algo en una mochila.

El chico secuestrado se levantó, quedándose sentado en el colchón, con la sábana tapando sus piernas y dejando al descubierto su torso desnudo. Observó a través del reflejo de la linterna, que Louis sostenía con su boca, como iba sacando distintas prendas de allí adentro.

—¿Qué haces?

Zaco dopa.

—¿Para qué?

Pada que te da pongaz.

—¿Y para qué quiero yo...?

Louis quitó la linterna de su boca.

—Por la mierda, Corfield. Deja de hacer tantas preguntas y obedece a lo que te diré. —se cansó, pasándole (o mejor dicho, lanzándole) una remera y pantalones negros. Estos cayeron en la cara de Hunter, haciendo que gruñera y se las sacara con sus manos brutalmente.

—¿Vamos a entrenar a esta hora? ¿Es que mi padre no me puede dejar tranquilo por un segundo? ¡Estoy durmien...!

—¡SHHHH! —lo calló de inmediato, mirándolo con advertencia. Le hizo caso. —¿No quieres gritar un poco más fuerte? Creo que en Los Ángeles no te llegaron a escuchar. —usó sarcasmo, sacando más ropa, y cerrando la mochila.

LAS HUELLAS DE LOS RECUERDOS [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora