—... Me dijo que no quería decirte nada. El único que sabe de sus episodios de pánico es su tío. —dijo el Doctor Logan, mientras mantenía a Diego alejado de los demás, que estaban todos en el pasillo fuera de la habitación en la que se encontraba Hunter. —Le receté las benzodiazepinas, y me contacté con su psicólogo hace unos días. Me dijo que le dejó en claro que no debería mezclarlas con alcohol, o sino, podría pasar algo como esto. Si esos chicos no lo hubieran traído rápido... No hubiera terminado del todo bien su situación.
Diego tenía la mirada fija en el suelo, mientras los ojos le picaban y la garganta se le cerraba por el dolor. Más a su derecha estaban Melinda, Clara y Vanesa, todas dormidas en los asientos. Kylian, Jackson y Nick se habían ido a la cafetería buscar algo para comer.Todos se habían quedado desde las cinco de la mañana en el hospital, esperando a que Hunter despertara, y todavía no lo había hecho. Cuando Eyre le avisó lo que le había pasado a su hermano, olvidó todo el dolor de sus huesos, la sangre de su labio, y el hecho de que había estado peleando contra un delincuente que se había infiltrado en la casa de Clara. Ambos salieron disparatados, y corrieron las pocas cuadras que los separaban del hospital, en el medio de la madrugada.
Al primero que vio cuando llegaron al pasillo, luego de preguntar en recepción la habitación de Hunter, fue, sorprendentemente, a Jack, que estaba caminando de un lado a otro, y Melinda estaba tratando calmarlo. No supo por qué estaba tan nervioso el moreno, hasta que confesó que le había dado una bebida horripilante y que, probablemente, eso le había hecho daño.
Como el que lo estaba atendiendo en ese entonces no era el Doctor John, y era un simple hombre nuevo en su trabajo, sólo le preguntó si estaba consciente. Luego, cuando llegara alguien que supiera más del tema, le dispararía una pregunta detrás de la otra.
A las once de la mañana llegó aquel hombre, y, a las doce, pidió hablar con él. Le comentó que se llamaba Logan Turner, médico oficial de Hunter, y que él le sabría explicar por qué su hermano había sufrido una convulsión que lo dejó totalmente inconsciente.
Nunca se hubiera esperado oír lo que oyó.
Hunter tenía trastorno de pánico, había estado tomando benzodiazepinas, y había estado yendo a un psicólogo desde hacía dos semanas. Todo a escondidas suyas.
¿Por qué no se lo había dicho?
—¿Desde...? —tragó saliva, para eliminar el nudo de su garganta. —¿Desde cuándo sufre esto?
Rogaba por que no hubiese sido desde hace mucho, rogaba que, al menos, hubiera comenzado ese año, y no mucho tiempo antes.
—Cuando Blake habló conmigo por primera vez, Hunter tenía trece años. —dijo, destruyéndole el corazón. El Doctor Logan apretó los labios en una pequeña sonrisa de lástima. —Pero los ataques de pánico surgen, mas o menos, desde que tiene siete.
Ahí se terminó de romper.
—Es mi culpa... —murmuró con la voz entrecortada, apoyándose en la pared y pasándose las manos por su cara. Sintió la mano del hombre posándose con fuerza sobre su hombro, en señal de consuelo.
Era imposible para él describir lo mal que se estaba sintiendo en ése momento, como todo su pasado había vuelto como si nada a su cabeza con el simple hecho de saber que Hunter había guardado todo su dolor durante años.
—No tengo mucho conocimiento sobre lo que les pasó, pero... Blake me ha dicho que tenían una familia disfuncional, que quedaron a su cargo porque sus padres los abandonaron. —habló con suavidad, mientras Diego seguía con las manos en su cara. —Y que él haya tenido un accidente, pudo haber hecho que Hunter comenzara a estresarse de nuevo por todo, por eso tiene ataques de pánico. Es más, ha sufrido uno hace poco. La señorita que está allá, la que acaba de despertar, llamó a los enfermeros para que lo asistieran.
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LAS HUELLAS DE LOS RECUERDOS [✔️]
Ficção AdolescenteUna tragedia fue lo que causó que el pasado volviera a la vida de los hermanos Corfield y las hermanas Duncan. Tres muertos, una persona en coma, y la desesperación por encontrar dinero, hacen que una unión comience a formarse entre ellos, sin saber...