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Antes de nada quiero decir que he intentado documentarme lo mejor posible sobre cómo se juega al fútbol americano y sus reglas, pero pido disculpas si he cometido algún error. De ser así porfa, decidmelo <3

MARA

No he podido pegar ojo en toda la noche. Estoy emocionada por tener mi primer partido como entrenadora de los Lions, pero mentiría si dijera que no me estoy muriendo de nervios.

Siento que con cualquier cosa que pase, voy a tener cientos de ojos observándome y analizándome con lupa y eso me aterra.

Por no hablar de que tampoco me agrada demasiado la idea de dejar a mi padre solo en casa todo el día. ¿Y si necesita algo y yo estoy demasiado lejos para echarle una mano?

Me digo a mí misma que no tiene por qué pasar, que hasta ahora se las está apañando prácticamente como siempre y que en tal caso siempre podría recurrir a un amigo.

Pero... ¿y si olvida algo con lo que solo yo pudiera ayudarlo? Solo de pensarlo me pongo fatal.

Intento respirar hondo y convencerme de que todo saldrá bien, como él me ha repetido varias veces ya en la escasa media hora que hace que se ha despertado y me ha encontrado aquí; sentada en el jardín con gesto pensativo.

—Vamos pequeña, alegra esa cara. Ya te he dicho que voy a estar bien, no te preocupes por mí —mi padre intenta animarme y se sienta junto a mí en el porche, tendiéndome una taza de café recién hecho que tomo con una sonrisa de agradecimiento.

Tengo el estómago cerrado casi por completo y no he podido desayunar como es debido, pero el café es otra cosa. Siempre es mi motor de impulso para afrontar un nuevo día y hoy voy a necesitar ese empuje más que nunca.

—Gracias papá, sé que podrás arreglártelas...pero me sabe mal de todos modos. Ojalá el partido se jugara aquí, en nuestro estadio. Me encantaría que pudieras estar conmigo — confieso, sin importarme mostrarme vulnerable por una vez.

Ahora mismo solo soy una chica de veintitrés años que ha cedido a la presión y necesita desesperadamente el abrazo de su padre. Y él, como si me leyera la mente, me envuelve entre sus brazos con calidez y deposita un tierno beso en mi frente que me reconforta en lo más hondo.

—A mí también, Mara. Pero no quiero que dudes ni por un segundo de que vas a hacerlo muy bien, yo te estaré viendo desde casa —me asegura y no creo que llegue a saber a ciencia cierta cuánto significa para mí su apoyo.

Cuando me termino el café estoy más relajada, algo que es un alivio teniendo en cuenta el día de emociones fuertes que me espera.

Pero antes le hago prometer que me llamará si sucede cualquier cosa y solo después de que lo jure y perjure hasta la saciedad, nos ponemos en marcha. Él me dejará en la parada de autobús, donde ya deben de estar esperando algunos chicos.

Si yo estoy nerviosa, no quiero ni imaginarme cómo tienen que estar ellos. Se trata de un partido muy importante porque la temporada está empezando a tener su auge y de su juego en el campo puede depender el futuro de su carrera.

Por eso a Sebastian le molesta tanto no poder jugar y la verdad es que me pongo en su piel y lo entiendo perfectamente. Sin embargo, por mi propio bien, será mejor que deje de pensar en él.

A fin de cuentas, vamos a pasar mucho tiempo juntos hoy y eso ya va a afectar lo suficiente a mis hormonas.

...

Llevamos una hora de camino y ya se puede palpar la emoción en el ambiente. Los chicos están hablando entre ellos, o escuchando música en sus auriculares.

Diez razones para romper las reglas ✔️ COMPLETA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora