Se vieene, la última en comentar se queda con Seb ;)
MARA
Seb me ha sorprendido hoy organizando una pequeña escapada aprovechando que es domingo.
Él me ha recogido con su coche al final de mi calle para no levantar sospechas. No sé adónde vamos, lo único que me ha dicho a través de un mensaje es que me trajera un bikini. Y eso he hecho.
—Buenos días —me saluda con un beso en los labios tan pronto como entro al coche y correspondo con el mismo ahínco.
Tiene el pelo revuelto, como si acabara de salir de la cama, y los ojos algo irritados por la evidente falta de sueño. Pero aun así está guapísimo.
—Buenos días, ¿vas a decirme cuál es el plan?
—Nop, es una sorpresa. Pero he traído comida para un pícnic.
—El plan perfecto. ¿Y cómo te has escaqueado de la vigilancia de tu padre?
—Fácil, le he dicho que he quedado con Stephen. Él lo sabe y nos cubrirá si es necesario.
—Vaya, has pensado en todo.
—Ese tonito de sorpresa me ofende —bromea, fingiendo estar dolido. —Para que veas que no te guardo rencor, te dejo elegir la música.
—Será un honor, prepárate para descubrir un nuevo mundo —canturreo, decantándome por Lana del Rey.
—¿Dónde me he metido? —me toma el pelo, tirando de humor y yo decido seguirle el juego poniendo los ojos en blanco.
Estoy segura de que a la vuelta querrá seguir escuchando este mix.
...
—¡Oh Dios mío, es increíble! Este sitio no ha cambiado nada —exclamo, maravillada, cuando llegamos a las cascadas de Tokopah, tras dos horas de senderismo.
En el último tramo, Seb se ha empeñado en subirme a cuestas porque estaba cansada y estoy aferrada a su cuello como un koala.
Me baja, mucho menos sudoroso y agitado de lo que esperaba. Está en una forma física de escándalo, eso salta a la vista. Yo, por mi parte, salgo a correr pero estoy lejos de estar a su nivel.
—¿Solías venir por aquí antes? —inquiere, sorprendido por mi afirmación de hace un rato.
Nos sentamos sobre unas rocas y extendemos las toallas y el mantel que hemos traído en las mochilas. Luego Seb saca tanta comida que por un momento pienso que ha invitado a todo el equipo de fútbol y yo no me he enterado.
Pero no, es solo para nosotros y me enternece que haya tenido este precioso detalle. Para mí, no hay mejor plan que este.
—Sí, me encantaba venir a hacer pequeñas excursiones. Al principio con mis padres, pero en cuanto tuve el carnet me escapaba yo sola —rememoro, con una sonrisa en el rostro ante mis trastadas de adolescente.
—Qué traviesa. Veo que es un talento que has ido perfeccionando con los años —observa, enarcando las cejas con picardía.
—Entre otras muchas cosas —le estoy tirando los tejos descaradamente y me encanta.
—No me digas. ¿Y si me las enseñas? —me tienta él, humedeciéndose los labios antes de comerse una manzana.
Estoy hambrienta, así que me concentro en devorar la comida como ya lo está haciendo él, pero pienso tomarle la palabra más tarde.
...
—Es una suerte que por esta zona no venga mucha gente...tenemos intimidad —dejo caer, como quien no quiere la cosa y de inmediato despierto toda su atención.
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Diez razones para romper las reglas ✔️ COMPLETA ©
RomanceUn deporte para muchos; una pasión para ellos. Con tan solo veintiún años Sebastian Allen es una de las estrellas más reconocidas del fútbol americano. Lo tiene todo para despegar, si no fuera por la fama de mujeriego y juerguista que le precede...