Capítulo 5.

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El baile real

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El baile real.

Alecxander Herondale.

Pongo los gemelos y acomodo las mangas del traje hecho a medida mientras no puedo evitar sonreír frente al espejo.

Me veo bien, si, pero ese no es el motivo de sentirme tan emocionado, sino lo que va a pasar a tan sólo unas horas.

El olor a incienso, las suaves notas musicales inundando el ambiente y ver de reojo como mis hombres se encargan de preparar todo, no hace más que elevarme el estado de ánimo.

Unos ojos color esmeralda y un cabello tan rojo como fuego no han querido desaparecer de mi cabeza desde aquella noche en que la conocí, y es que ella es algo que es imposible de ignorar. De olvidar.

—Ya todo está listo, justo como lo pediste.

Veo a través del espejo a Lansel que se mantiene con las manos a la espalda.

—¿Y, ella sí va a venir?

—Si, yo mismo me encargué de ello. De hecho, la estilista ya llamó para avisar que ya está lista. —responde y respiro aliviado—Alecxander...

—No, no quiero que empieces.

Aparto la vista del espejo dándole la cara a mi consejero, sabe lo terco que soy y el como odio que me lleven la contraria.

—Como tu consejero y amigo...

—Lansel, no...

—Te aconsejo que aún estás a tiempo de parar esto, esto traerá muchas consecuecias—me empino el vaso de agua ignorándolo—, es peligroso. Es muy peligroso y no te estás percatando de eso.

—¡Si, si lo hago!—me exaspero—y mejor dime si ella recibió el regalo.

Deja caer los hombros soltando un suspiro.

—Si, ella se encargó de que lo viera. —responde con un tono un poco molesto, pero hago eso de lado.

—Bien, ¿Y los guardias, están en sus posiciones?—asiente.

—Si, fuí bastante claro en que no debían perderla de vista.

—Bien. —doy otro sorbo a la botella de agua.

El suspiro de Lansel me avisa lo que se viene.

—Sabes que no me gusta entrometerme en tus cosas pero, si te digo esto es por tu bien—respira hondo—¿Que tal si haces esto a un lado y dejas a esa chica en paz? Todo esto es muy peligroso.

Lansel sabe que estúpido no soy y que estoy muy consciente de lo que todo esto  conlleva, el caos y dolor que se va a desatar pero mis ganas de comerme el mundo son más grandes.

Ser rey de Drangfield, el reino más grande, rico y con el mejor ejército no me basta. Yo necesito más. Mi avaricia y ego no me permiten conformarme con eso porque sé que puedo ser más que esto.

PODER: El Libro De Las Siete Maldiciones. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora