¡Despierta!
Alecxander.
(Media hora antes)
Entrecierro los ojos, viendo con cautela cada nombre grabado en el mapa de los Siete Reinos. De todos, el más poderoso es el que lidera la batalla para quitarme lo que es mío y no soy ningún tonto como para subestimar la capacidad que tiene Regina para acabar con los obstáculos en su camino.
La conozco. No perfectamente, pero sí la conozco, tener diez años de alianza con ella me ha dado el suficiente conocimiento para saber cuáles son sus debilidades y fortalezas. Es una mujer ambiciosa, capaz de asesinar a sangre fría al padre de sus hijos y de traicionar a su mayor aliado con tal de conseguir esa cima que tanto ha deseado por años.
Pero sigue siendo humana, sigue siendo una madre. Y no hay golpe más grande para una madre que darle justo en ese rayo de luz que solo tus hijos pueden ofrecerte. No pienso matar a Jedan, no. Regina tiene una debilidad más grande y es esa princesa de cabello plateado, ojos violetas y experta hacker que se sienta a su lado en medio de esta guerra.
Jocelyn Baskerville.
Es una ficha importante en el tablero, al quitarla, estaré un paso más cerca de dar el jaque mate. A diferencia de Jedan que es todo un soldado entrenado para matar a todo lo que se le atraviesa, Jocelyn es más de mente y estrategias. Igual a su madre. Y si yo la tomo y la quito de esa fortaleza que es el palacio de Dorthonion, desestabilizo la cordura de Regina y evito que Drangfield caiga en la oscuridad.
Me pongo de pie, fijando la vista en ese punto específico que... Detengo mis pasos, cuando una susurrante, gruesa y masculina voz se mete en mi cabeza como un intruso.
—Despierta. Despierta. Despierta.
Al principio, es apenas un murmullo, fácil de ignorar. Pero rápidamente se vuelve más insistente, más penetrante.
—Alecxander…—susurra, una y otra vez, como un eco oscuro que no puedo silenciar.
Intento concentrarme en mis planes, pero el susurro se convierte en un grito ensordecedor dentro de mi cabeza.
Siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral y mis manos empiezan a temblar.
—No… no ahora.—murmuro, tratando de mantener el control.
Pero el poder del Oscuriveno que habita en mi interior es más fuerte, más intenso, oscuro. Las venas de mis brazos se remarcan negras, como si la oscuridad estuviera fluyendo a través de ellas. Mi sangre se calienta, una fiebre ardiente que me consume desde dentro.
La vista se me vuelve borrosa y el dolor se intensifica. Mis manos caen con fuerza sobre el escritorio, haciendo que los pergaminos y mapas se desparramen por el suelo. Un rugido de desesperación escapa de mis labios mientras siento cómo la oscuridad se apodera de mí, transformándome en lo que más odio.
La sombra se extiende desde mi interior, envolviendo mi cuerpo en una negrura impenetrable. Mis pensamientos se desvanecen, reemplazados por una furia ciega y una necesidad insaciable de destruir todo lo que me rodea. Golpeo el escritorio con una fuerza sobrehumana, partiéndolo en dos. Los muebles vuelan por la habitación, los estantes se derrumban y las ventanas estallan en mil pedazos.
Estoy atrapado en mi propia tormenta de ira y dolor, incapaz de detenerme. La oficina, que hace unos momentos era un refugio de planificación y estrategia, ahora es un campo de batalla devastado por mi propia mano.
Y de repente, pierdo todo gramo de consciencia y el Oscuriveno toma el control total de mi cuerpo y mente.
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PODER: El Libro De Las Siete Maldiciones. [+18]
Misteri / ThrillerLuego de una tragedia que me quita toda posibilidad de escapar, una carta llega, un baile se aproxima y sé que los dioses tienen mi destino ya está escrito cuando noto sus intenciones de empujarme hacía él. Alecxander Herondale. Ese hombre que en...