Capítulo 23.

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Suficiente.

Janice.

Un mes y medio ha pasado y con ello, muchas cosas también.

Podemos empezar con el día que Alecxander atacó el palacio Lynxar y tomó ese territorio como suyo, el desastre y pánico que desató fue terrible.

Muchas cosas pasaron en las dos primeras semanas. El pueblo sufrió, lloró y se reveló por la muerte de sus queridos reyes. Las noticias no dejaban de insultar a los Herondale y Baskerville por semejante emboscada, no había ni un solo rincón en los Siete Reinos que no estuviera hablando sobre esto y la manera en que los atacaban e insultaban me daba un poco de miedo pero, al mirar a Alecxander continuar con su día a día tan impasible, tan ajeno a lo que decían de él era desconcertante.

Y era realmente escalofriante verlo tan tranquilo, tan relajado. Yo sabía que no era porque no viera los periódicos, no escuchara las noticias o no se diera cuenta de como todos susurraban cuando lo veían. No, no era eso. Es que a Alecxander en verdad no le importaba ni en lo más mínimo. Ni sus comentarios, ni las muertes de esa familia.

Me costó mucho aceptarlo, lo admito. Me costó mucho sentarme frente a él en cada desayuno, almuerzo y cena, y fingir que no me afectaba la muerte de Aktrid, que no me afectaba los comentarios que soltaban. Porque no eran sólo contra él, también contra mí. La mayoría alegaba que yo nunca estuve inconsciente, que fuí yo quien manipuló a mi esposo para el ataque y muchos desean con fervor que ojalá yo hubiese estado embarazada para que esa criatura muriera como murió la que estaba en el vientre de la esposa del príncipe Azlov. Ellos en verdad desean que muera. Que yo y mis hijos hubiésemos muerto.

¿Cómo pueden ser tan crueles? ¿Cómo pueden desear algo así? No estuve embarazada pero, me desconcierta un poco. Aún cuando crecí rodeada de crueldad, de personas que no hicieron más que reprocharme la existencia, enterarme de esos comentarios tan horribles, tan crueles de las personas del pueblo de Windsfield, no puedo parar de preguntarme: ¿Cómo pueden ser tan crueles? Es igual de injusto que como me echaron en cara la muerte de la anterior esposa de mi padre, como si yo fuera la culpable. Y sí, Alecxander mató a esa chica y con ella a su bebé pero, ellos atacaron primero y mataron al bebé de la princesa Jocelyn, y no veo a nadie hablando de eso.

Nos tacharon de los malos, de los crueles, de los insensibles pero luego entendí porque Alecxander no les presta atención en lo más mínimo a lo que ellos digan, y es porque esas personas aún cuando salimos a dar una conferencia de prensa en donde revelabámos los ataques de Roger Azlov y quedaba muy en claro quien fue el primer traidor, quien atacó primero, y que los actos del rey de Drangfield fueron en defensa propia; aún con todo eso nos siguieron insultando. Y justo ahí entendí que ellos no saben, ellos no comprenden la gravedad de este asunto, ellos no entienden como se tiene que mover la gente de este mundo. Porque así como Roger atacó cegado por la ira de que Alecxander lo gobernara, Alecxander respondió con otro ataque porque así es esto.

O atacas y defiendes lo tuyo, o te quedas quieto a la espera de que te maten y te roben. Yo ya lo estoy entendiendo, muy para mi pesar lo estoy entendiendo.

Tuve que regañarme mentalmente, sacudir de mi cabeza a Aktrid, a los comentarios malos hacia mí y centrarme en lo realmente importante.

En ser una buena esposa que apoya a su esposo en todo y sale al pueblo a hacer actos de caridad, ayudando, sonriendo y tratando a los pueblerinos como las personas dignas de todo el respeto por ser tan leales y que apoyaron a sus reyes en todo momento. Una, dos, tres..., y cientos más fueron las fotos que me tomaron y que encabezaron cada primera plana y noticiero de los Siete Reinos, donde me tachaban de una humilde reina que no olvida de donde proviene y se encarga de ayudar y entender a las personas de su pueblo. Samantha me enseñó bien.

PODER: El Libro De Las Siete Maldiciones. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora