Capítulo 20

298 17 0
                                    

Capítulo 20.

No, no, no...

— ¡Sarah! —grito pero ella niega con la cabeza sin dejar de sonreír.

Corro hacia el Tren en movimiento, pero es inútil. El Tren avanza más rápido y no logro alcanzarlo, cuando me tropiezo con mis propios pies y caigo de rodillas en el suelo, aun llorando.

No siento dolor.

Siento ira hacia Sarah. Es lo único que logro sentir.

Pongo mis codos en el suelo y mis manos en mi cabeza y grito. Grito por el coraje, la ira, la tristeza, el sufrimiento, que me consumen al mismo tiempo. Grito para que esas malditas sensaciones se alejen, pero cada vez están más cerca, tratando de aniquilarme, y no puedo hacer nada.

Sarah se los ha llevado.

Sarah se ha llevado a mis amigos.

— ¡¿Por qué nosotros?! —Grito demasiado fuerte como si Sarah fuese a escucharme aunque claro que no va a hacerlo.

No debí venir a casa. No los hubiera metido en éste estúpido lío. Todo hubiera sido diferente. Desearía no haber escuchado a Tanner. Desearía no haber salido del Área, y no hubieran importado las torturas que me habrían hecho sólo para mantener a mis amigos fuera de esto. Desearía que nada de esto hubiera pasado.

Pero el desearía y el hubiera no existen.

Sigo gritando, no sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy aquí, agachada, manos en mi cabeza, gritando, aunque sé que no servirá de nada. Pero al gritar saco todas mis desesperaciones y mi coraje hacia Sarah y a sus Drods.

He perdido a mis amigos.

Y no sé lo que Sarah sea capaz de hacerles.

Me levanto del suelo y regreso caminando a casa. Me cruzo de brazos, ya que empieza a hacer frío aquí afuera. Cuando llego a casa, entro, y azoto la puerta y apoyo mi cabeza y manos en ella antes de golpearla. La golpeo todo lo que puedo.

Maldita sea Sarah Oldfield.

Está muerta sí les hace daño.

Escucho unos sonidos y me sacan de mis pensamientos. Los escucho desde mi habitación, entro al pasillo que lleva a ella y abro la puerta, cuando veo al Drod que aún sigue aquí.

— ¡¿Qué carajos haces!? —me acerco rápidamente, y cuando voy a sacar todo de mí en él, me detiene, ya que con su vista saca una pantalla en frente de mí y está Sarah en ella.

—Hola Rose, lamento haber aparecido de esta manera en tu residencia. Al parecer eres más lista de lo que supuse que eras, tienes un gran potencial, querida. Y es bueno saber cómo te saliste de las Celdas, y del Área —sonríe la desgraciada y continúa—. Tienes que dormir, debes de estar cansada por todo esto, y..., bebe un poco de agua. Por cierto, no les haremos daño a tus amigos sí te entregas, y sí no..., —se encoge de hombros—. Ellos sabrán las consecuencias —y se apaga el maldito vídeo.

¿Dormir? ¿Agua? ¿Consecuencias? ¿Qué mierda con todo esto?

Miro al Drod detalladamente. Vaya, es uno de los viejos, lo sé por su color un poco desgastado, el tamaño y la manera en que no reacciona cuando lo pateo en la cara, hasta sacarlo de la casa. Seguramente Sarah mandó a este idiota porque no quiere perder uno de los nuevos Drods.

— ¡Lárgate! ¡Y dile a Sarah que no me importa una mierda lo que diga! —le grito aunque no estoy muy segura de mi elección de palabras.

Cierro la puerta azotándola de nuevo y me apoyo de espaldas en ella, deslizándome poco a poco hasta quedar en el frío concreto se suelo, y lloro de nuevo por pensar que una vez más, estoy sola.

Dark Life [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora