Capítulo 21.
Miro a mi alrededor, y estoy en mi habitación. ¿En mi habitación? ¿Cómo llegué aquí? Me levanto un poco y la cabeza me está matando, ¿qué pasó anoche? ¿Qué hora es? Y ¿por qué estoy en la cama de Lil? Lo único que recuerdo son los eventos de ayer en la mañana, de Sarah llevándose a mis amigos, y yo bebiendo el champagne y estoy sola. Inspiro profundamente tratando de calmarme. Ayer me emborraché, y estaba escuchando voces, y ¿una caja pequeña? Maldición, odio esto. Me odio por haber actuado de esa manera tan estúpida.
Logro levantarme de la cama de Lil, no recuerdo caer dormida aquí, tal vez en la borrachera me regresé a la habitación por algo y me quedé aquí, dormida. La cabeza me está punzando, como muchas abejas encerradas. Necesito una pastilla o algo para el dolor, no losé.
Entro al único baño de la casa, está en mi habitación, cierro la puerta detrás de mí y en el bote blanco de basura hay vidrios. Son del champagne. De acuerdo, yo no puse eso ahí, esta situación me está dando un escalofrío. Me lavo la cara con agua fría y suspiro secándome con una de las toallas amarillas que tenemos aquí, hasta que escucho unos ruidos provenientes de afuera de mi habitación. Tomo uno de los vidrios más grandes de los restos del champagne para defenderme, no sé qué o quién esté ahí afuera, pero sólo por si acaso.
Salgo del baño y cierro la puerta suavemente y salgo de mi habitación y entro al pasillo que lleva a la cocina y la sala, cuando un delicioso olor me llega y mi estómago suena de hambre. ¿Qué pasa? Salgo lentamente del pasillo con mi única arma en mano.
— ¿Lil? —supongo que debe de ser ella, aunque ahora que lo dije en voz alta suena estúpido y es imposible de que ella esté aquí.
— ¿Qué? —una voz masculina se escucha. Salgo finalmente del pasillo levantando a la altura de mis hombros el filoso vidrio y es un chico, en mi cocina.
—Pero ¿qué... ¡Oye baja eso! —me grita mirando el vidrio puntiagudo pero lo ignoro. Es alto, pero no tanto como Mike, puedo decir. Está usando una playera gris de manga larga que se ciñe a su torso, está un tanto en forma, pantalón negro y unas botas cafés. Su cabello es castaño oscuro y sus ojos..., sus ojos son azules.
— ¡Baja eso! —da un paso adelante y levanto más mi arma en caso de que quiera hacerme algo.
—Tranquila, ¿de acuerdo? —levanta un poco sus manos para que me calme. Y me mira a los ojos, y quizá inspecciona mi rostro.
—No me hables como si fuera un animal, ¿quién eres? —le pregunto al chico.
—De acuerdo, lo siento. Pero sólo te diré sí te calmas y bajas eso —mira de nuevo mi arma y su voz suena un poco nerviosa.
Suspiro y dejo mi vidrio en la barra de la cocina que nos separa.—Listo, ahora, dime.
Suspira, se pasa una mano por su cabello y mira el vidrio en la barra antes de contestarme.
—Mi nombre es Nathan. ¿De acuerdo?
—Tu nombre completo —le digo y vuelve a suspirar, puedo decir que está evitando ponerme los ojos en blanco.
—Mi nombre es Nathan Kenneth Blake.
—Soy Amy Rose —le digo aunque no estoy del todo segura en decirle quién soy.
—Sé quién eres, te vez mejor que antes —Medio sonríe y vuelvo a tomar el vidrio en cuanto esas palabras salen de su boca, lo apunto con él y su sonrisa desaparece.
— ¿Cómo me conoces? —le pregunto y levanta sus manos en defensa.
—Eres a quien estoy buscando —me quedo paralizada unos segundos y lo miro justo a sus ojos frunciendo el ceño.
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Dark Life [Sin Editar]
Science FictionDurante quince años, la humanidad se sumió en un mandato mundial creado por Sarah Oldfield, directora del Programa Advanced Technology y creadora de los Drods, robots con la capacidad de interactuar como un ser humano normal. La vida de todos se bas...