❝Su Majestad❞ ❲moonsun❳

˚. ⚜️˚○◦˚ chapter forty-four ˚◦○˚ ⚜️ .˚

[Trece años atrás.]

El sonido de los tacones resonaba en el pasillo, la reina Yuhjung caminaba con decisión y velocidad para intentar impedir la mayor imprudencia de su hijo mayor, Kim Soohyun.

Su vestimenta era un impecable traje de chaqueta color azul marino adornado con detalles dorados, su peinado era igualmente impecable, con su cabello blanco reflejo de su edad recogido en un elaborado moño que le confería una apariencia regia y distinguida.

Con pasos rápidos y decididos, la reina Yuhjung avanzó por el pasillo llegando finalmente a su objetivo.

—No me anuncies. —ordenó la reina con seriedad, sus labios formaban una línea recta, su ceño estaba ligeramente fruncido.

La reina Yuhjung irrumpió en la biblioteca con la determinación clara en su rostro y un aura de molestia que parecía envolverla como un manto invisible.

La reina Yuhjung se detuvo frente a un escritorio de madera donde se encontraba Soohyun, su hijo, absorto en la tarea de escribir un discurso. A su lado, estaba Taehee, la prometida de Soohyun, quien levantó la vista al notar la llegada de la reina, ella hizo una ligera reverencia que fácilmente podía pasar desapercibida.

— ¿Qué haces aquí, madre? —preguntó Soohyun, alzando la mirada del pergamino sobre el que estaba trabajando, su expresión una mezcla de sorpresa y curiosidad ante la inesperada visita de la reina Yuhjung.

—Vengo a detenerte. —respondió con firmeza, su tono de voz dejando claro que no estaba dispuesta a ceder en su decisión. —Solo por última vez, vengo a interceder. —ella dio dos pasos hacia su hijo sin dirigirle la vista a Taehee. —Y vengo a rogarte que no lo hagas.

Soohyun frunció el ceño, desconcertado por las palabras de su madre.

—Quiero dirigirme a mi pueblo. Estoy en mi derecho. —aseguró Soohyun, poniéndose de pie mientras sostenía su cigarro.

La reina Yuhjung se acercó al escritorio con pasos decididos, su mirada fija en su hijo, Taehee se alejó sin quitarle la mirada a su prometido.

—Tú renunciaste a ese derecho. —declaró la reina Yuhjung.

—Me gustaría decir algunas cosas. —dijo Soohyun con terquedad.

— ¿En calidad de qué? —preguntó con ironía la reina. —Ya no eres rey.

—Como ciudadano de esta nación. —la reina bufó mofa ante las palabras de su hijo.

—Oh, a nadie le interesa escuchar a un... ciudadano. —dijo desviando la mirada de su hijo, como si le diese vergüenza escuchar aquello.

—Yo no estoy de acuerdo, los periódicos me dan la razón. —refutó Soohyun inclinando la cabeza buscando la mirada de su madre.

—Lo mejor para todos sería que te despidieses con discreción, en privado, y desaparecieses por la noche. —enfatizó la reina finalmente mirando a su hijo para darse la vuelta dando por finalizada la conversación consciente de que su hijo no iba a ceder.

—Y si no vuelvo, mejor.

La reina Yuhjung se detuvo, sintió un dolor en su pecho, pero no podía expresar su sentir. Se dio la vuelta mostrando el mismo rostro de indiferencia.

—Yo no dije eso.

—Pero lo pensaste... —dijo Soohyun, hubo un atisbo de dolor en la voz del duque. —Admítelo.

La reina frunció sus labios, ella no pudo con sus sentimientos y prefirió irse de allí, consciente de que su hijo había traicionado a la Corona. Sus tacones fue lo que se escuchó en la sala antes de que uno de los técnicos de la radio le anunciara a Soohyun que ya era hora.