Capitulo 41

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La mañana mostraba un panorama nublado, la brisa fría entraba por la ventana de la habitación y con aquel presentimiento de que en cualquier momento iba a llover. Hannah simplemente suspiraba cansada, despertó esa mañana con un dolor de estómago que no la había dejado dormir por el resto de la madrugada, pero gracias al medicamento que había comprado Adam, ya no le estaba pasando poco a poco.

James estaba en la sala junto con Adam, le estaba dando a entender que lo mejor es dejar a la pelirrubia en el departamento y seguir con lo que había comenzado hace tres días. El azabache se había negado rotundamente dejar a Hannah sola en el departamento, aunque ella le haya dicho que era mejor quedarse a descansar para estar mucho mejor en la noche y poder irse juntos de ese lugar.

Habían hablado la noche anterior que después de hacer los últimos retoques a sus creaciones, se iban a ir la noche siguiente. Adam ya había alquilado un automóvil lo más pronto posible, aun no había mucho movimiento en el condado, pero debían actuar antes de que ellos llegarán.

La puerta es abierta, Hannah dejó de ver por la ventana y prestó atención a la persona que había entrado a la habitación. Es James, con un semblante un poco enojado pero que suavizó su mirada al instante por ella.

— No quiero dejarte sola.

Se sentó en la cama tomando su mano y con la otra acaricia su mejilla. Odiaba

— No estoy en capacidad de ir. Necesito descansar y es mejor quedarme en el departamento hasta que ustedes vuelvan.

— Pero-

— Hazlo por mi ¿si? Yo estaré bien, el medicamento que me dio Adam me esta sirviendo, pero aun estoy sentida del dolor y es mejor que descanse por ahora.

— ¿Y si vuelve el dolor? ¿Y si algo malo te pasa?

Con una sonrisa en su rostro, negó completamente.

— No me va a pasar nada, estaré bien. Haz todo con tranquilidad para poder irnos esta misma noche.

El azabache suspiró rendido, se agachó para abrir su maleta y sacar de su interior dos objetos.

— Esto es un comunicador y este es un walkie talkie. Lo hice yo mismo para cualquier ocasión futura y ahora es la ocasión. Por lo menos estaré tranquilo al escuchar tu voz y saber que estas bien hasta que nosotros lleguemos.

Ella tomó en sus manos los objetos, sabía cómo se usaban esas cosas. También estaba segura con esos objetos, por lo menos estaría comunicada con el azabache en caso de que algo pudiera ocurrir, aunque ella creía que nada de eso pasaría.

¿Verdad?

— Bueno, me tengo que ir — dejó un casto beso en sus labios — Si notas algo raro o sospechoso, no dudes en decirme. Tu seguridad es mi mayor prioridad.

Ella asintió con una sonrisa en su rostro. La pareja escuchó a Adam decirle algo al azabache, así que no tenía más remedio que hacerle caso. Se levantó con rumbo a la puerta, antes de salir, vio por última vez a la pelirrubia quien lo miraba con una sonrisa y le decía que todo estaba bien, qué ella iba a estar bien y que le comunicaría cualquier cosa.

Con esas palabras, James salió de la habitación. Segundos después, Hannah escuchó la puerta principal abrirse y luego cerrarse, ellos ya se habían ido.

— Como hubiera querido ir con ustedes. Por lo menos ayudé en darles información, espero que sirva de algo para que King vaya a la cárcel.

Ella había ayudado un poco para dar más información sobre King, sobre donde podía encontrar algunos papeles de sus empresas y algunos códigos de acceso a lo que un día creyó nada importante, pero que en realidad es mucho más grande de lo que imaginó. King no tuvo la suficiente inteligencia para dejarse expuesta ante la presencia de la pelirrubia, al parecer la vio demasiado tonta para dejarse exhibir de esa manera.

La debilidad de un convicto (Tercera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora