Siete días antes de la boda
El Comandante King se dirigía hacia su oficina mientras que atrás suyo venía una oficial. Los dos entraron a la oficina y la oficial fue empujada hasta la pared para luego ser besada salvajemente por el Comandante mientras la tocaba sin pudor.
— Tu prometida no te dio lo que quería esta mañana – dijo con burla la oficial.
— Ella no me da lo que necesito, tú sí — empezó a besar su cuello.
— Escuché ahg — gimió – Que estaba en el hospital.
— Se desmayó en el baño – se burló – Aun no se las razones, pero siempre quiere llamar la atención. Lamentablemente tengo asuntos pendientes que resolver, y tú eres uno de esos pendientes.
El Comandante la llevó hasta su escritorio, escuchando los gemidos de la chica.
— ¿Por qué no la dejas? Yo puedo darte todo lo que necesitas.
— Mis empresas no se mantienen solas ¿sabes?
— Entiendo, estas con ella solo por el prestigio y el dinero de su familia — carcajeó — Pero si ya tienes todo para mantenerte tu solo.
— Es que obtendré más ganancias si me caso con ella, es simple entender.
— Ella ni siquiera sabe que su querido prometido está solo por su dinero y apellido, tampoco que le eres infiel conmigo.
— Eso no importa ahora, solo necesito fingir hasta el día de la boda.
Afuera de la oficina, alguien pudo escuchar toda la conversación y paró la grabación, yéndose del lugar al empezar a escuchar esos sonidos y al notar que alguien se acercaba hacia la oficina. El oficial seguía su camino mientras veía la información que tenía en sus manos, solo alzó la mirada cuando tocó la puerta.
Pudo escuchar un golpe y luego la voz de su Comandante para que se esperara un momento y que ya le iba a abrir. La puerta fue abierta, dejando ver a su compañera un poco desarreglada y con unas marcas en su cuello. Frunció el ceño al verla y quiso preguntarle, pero la voz de su Comandante lo detuvo y solo entró a la oficina, cerrando la puerta a su paso.
— ¿Qué es tan urgente para interrumpirme, Agente?
— Comandante, encontramos nuevas pistas que nos pudiera llevar hacia la chica – le extendió la carpeta – Si seguimos el rastro por esa zona urbana, podemos llegar hacia ella.
— Primero vamos a inspeccionar esa área.
El Comandante agarró su gabardina y salió de la oficina junto con el Agente. Segundos después, él salió de su escondite.
— Está despejada el área.
— Muy bien, James. Ahora te toca entrar a su oficina y encuentres documentos que puede ser de suma importancia para la investigación.
— De acuerdo.
El susodicho entró a la oficina del Comandante. Empezó a ver todo su alrededor, queriendo notar algo que le llamara la atención y que pudiera servir a su investigación. Los libros y carpetas que adornaban el estante llamó la atención del azabache, sacó su cámara y tomó fotos a toda la oficina sin perderse ningún detalle y luego caminó hasta el estante. Sacó dos grandes carpetas de color celeste y luego una de color negro, las llevó hasta el escritorio y empezó a leer cada una de ellas.
Una de las carpetas contenía casos sin resolver de los últimos cuatro años, información inconclusa y confundible, donde las pistas del principal sospechoso eran escasas y otras no tenían sentido. La otra carpeta contenía casos más avanzados, con pistas que estaban a punto de llevarles hasta el criminal y otras que ya estaban a punto de ser archivadas y puestas en los casos resueltos. La última carpeta que empezó a ver es la negra, el azabache la abrió y vio que en la primera hoja decía unas letras en forma de código; siguió mirando las otras hojas y de igual manera, contenía códigos y palabras en idioma que era un poco difícil entender, pero en caso de que sirviera, tomó fotos de cada una.
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La debilidad de un convicto (Tercera Trilogía)
Misterio / SuspensoSer un convicto y tener su objetivo bien en claro, era lo único importante para James. Sin embargo, nunca se imaginó que su objetivo era aquella chica que se ha convertido en su gran perdición, un fruto prohibido, la prometida del comandante King. S...