Capitulo 45

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King regresó al FBI por varios motivos. Las llamadas que había recibido eran de las personas que les debía mercancía y ya se estaban hartando por el tiempo de demora. Les había explicado lo sucedido en esos días, pero que la mercancía iba a llegar hoy mismo.

Le había dicho a su gente que debían encontrar a una chica con las mismas características de Hannah, hoy mismo les iba a decir a todo el mundo que ya la habían encontrado, pero sin vida. Una forma más favorable para que toda los oficiales y militares dejaran las zonas fronterizas y así lograr su cometido de enviar su mercancía por vía marítima.

Su trayecto a New York fue solo para pensar las cosas que debía hacer de ahora en adelante. En ello, tuvo una llamada por parte de sus matones, informándole que ya habían encontrado a una chica con esas características. Le dio las órdenes que la mataran y la quemaran, hasta que ella quedará en cenizas, también que tuvieran cuidado para no dejar huellas que pudieran llevar al asesino. Él mismo se iba a encargar de hacer todo lo posible para que creyeran que ella está muerta.

Al entrar al edificio, King se dirigió rápidamente a su oficina. La prensa iba a estar en unos minutos en las afueras de la organización, debía actuar de la manera más posible para que crean en su dolor. Intentó comunicarse con el Agente Coner sin éxitos, King no iba a seguir insistiendo y esperaría de que este llegara para despedirlo si es necesario por su incompetencia.

Hizo algunas llamadas para que alisten la mercancía. Las cosas estaban saliendo a la perfección, tal y como las había planeado. Al fin iba a ser más poderoso que antes, nadie se iba a enterar de sus grandes y sucios trabajos, la fachada de Comandante lo tenía en la cima y nadie podría saber de que su llegada fue puro soborno.

La puerta fue tocada. Sabía lo que iban a decir.

— Comandante, acaban de encontrar un cuerpo en una zona aislada de Pensilvania. No queremos ser pesimistas, pero creemos que es la señorita Bell.

Con su buena actuación, King se levantó de su asiento con una expresión de alguien que se ha enterado de lo peor. Su cabeza negó ante lo dicho por el oficial.

— No, no, no voy a creer en eso. Esa persona no puede ser mi Hannah.

— Ellos están trayendo el cuerpo hacia acá para que usted reconozca el cuerpo.

El oficial sentía mucha pena ver a su Comandante en ese estado. Estaba muy afectado y sus ojos se había llenado de lágrimas, las posibilidades de que el cuerpo encontrado en esa zona eran un porcentaje alto, debido a que traía en su dedo el anillo de compromiso que le había dado King.

Pasó una hora exactamente, donde King se dispuso hacer muchas cosas dentro de su oficina hasta que llegara la ahora occisa. La puerta fue tocada nuevamente, King dio el pase mientras se acomodaba bien y dos oficiales entraron a la oficina.

— Ya llegó.

King con mucha pesadez y con ese semblante característico de una persona triste, siguió a los oficiales hasta la morgue.

— Comandante King.

— Déjenme ver...

El forense asintió. Alzó la manta que cubría el cuerpo inerte de una mujer. King la miró detenidamente sin poder reconocer el rostro de la mujer, prácticamente todo su cuerpo estaba quemado como también su rostro. Bajó la mirada hacia el anillo de oro que aún mantenía en su dedo, y ahí fue donde se derrumbó por completo, cayendo de rodillas al suelo y sus manos tapando su rostro.

El sollozo de King fue lo único que se escuchaba en la habitación. Los presentes solo miraban con pena y tristeza, verlo destrozado también los ponían tristes.

La debilidad de un convicto (Tercera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora