Capitulo 43

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Tanto Adam como Coner estaban desconcertados por la nueva información.

— Los de la CIA me pusieron un grillete electrónico antes de venir a este país. Cuando cometí el secuestro y me separé del oficial que estaba conmigo, pude desactivarlo por tiempo limitado.

—  lo dices como si nada.

— Con todas las cosas que ha pasado, ni siquiera lo recordé... Pero no se preocupes, tengo una idea.

***

Seguían por donde el punto les indicaban, se habían estacionado a unos metros más adelante. Bruna le indicó a Jhoan un automóvil estacionado al frente.

— El punto acaba aquí - dijo Pole alzando su mirada hacia la carretera.

— ¿Crees que se dio cuenta que lo estábamos siguiendo?

— No lo creo... Ese estúpido no tiene ni un amigo que le ayude, así que la probabilidad de que esté solo es muy alta.

Los tres bajaron del automóvil. Pole miraba la pantalla, el objetivo estaba muy cerca y solo debía caminar unos cinco metros, adentrandose al bosque. Caminaron hacia la dirección que les indicaba, adentrandose al frondoso paisaje de su derecha.

— El punto me indica en esta zona, pero no hay nada alrededor.

— ¿Estas seguro? — preguntó Bruna, acercándose para ver la pantalla – Es verdad.

Alguien salió desde los arbustos con sumo cuidado y de no hacer ruido, ninguno de los tres se dio cuenta. Un arma sintió Jhoan en su cuello.

— No perdieron el tiempo ¿verdad? — musitó. Jhoan intentó decir algo y el azabache le tapó la boca con un pañuelo qué tenía en su otra mano — No te sirve nada gritar...

Con el arma, apuntó hacia lo que tenía Pole en sus manos y disparó, dañando la pantalla. El oficial se quedó pasmado en su lugar por algunos segundos hasta que desvío su mirada hacia el lugar donde provino el disparo.

Una sonrisa ladina vio en el rostro de la persona que disparo, Bruna miro a la dirección que Pole miraba, abriendo sus bocas de la sorpresa al ver al azabache justo al frente de ellos y el como tenía a Jhoan en sus manos.

— ¿Me extrañaron? Porque yo no, pero se que ustedes si lo hicieron.

— Maldito...

Bruna quiso acercarse hacia el azabache, pero otra voz hizo acto de presencia.

— Ni un paso más — Bruna miró a su lado.

— ¿Es enserio? Usted se atreve apuntarme con esa arma...

— No dudes de sus habilidades, Bruna — habló James.

— ¿Quién te crees tú para tutearme? A mi respetas.

— ¿Hablas de respeto? Ni eso lo mereces, ni tú ni ustedes dos.

— ¿Y que vas ahora? Estamos tres contra dos, lamentablemente este señor morirá de un infarto antes de que le de un golpe.

— Que cobarde eres, queriendo golpear a alguien que lo consideras más débil que tú — chasqueó su lengua — La edad no es nada a lo que realmente te puede hacer a ti.

La debilidad de un convicto (Tercera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora