Capitulo 17

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Necesito que cuides de mi hijo, por favor...

— Pero como es posible eso. Hice todo lo posible para que nadie supiera de la existencia de él, por Dios, esto es terrible.

— No se que ocurrió. Llegamos a esta ciudad con una nueva identidad, se suponía que aquí no tendríamos problemas porque nadie nos conoce, pero no se quién fue que nos expuso.

— Una vez hice todo lo posible para que nadie supiera de tu existencia, pero fallé. Joder, este era la forma de enmendar mi error y otra vez fallé — siseó enojado.

— Mi pequeño no puede pasar lo mismo que yo pase en mi infancia.

— Eso no va a suceder. Vamos a pensar en algo, pero no pienso dejarte sola ni a tu familia.

— Creo que el pasado nos perseguirá donde sea que vayamos.

— De eso no hay dudas. No te preocupes, haré todo lo posible para que nadie les haga daño.

— Si algo me llega pasar a mi o a mi esposo, quiero que cuides de mi hijo, por favor. Solo eso te pido, Adam.

Adam abrió sus ojos al recordar el pasado donde ella le pedía hasta de rodillas que cuidara a su hijo, su primogénito, su pequeña luz que cuidó por algunos años y que ahora estaba en peligro.

Por un momento se pensó que fue por una traición de dos vecinos que vivían a lado de ellos, que en ocasiones conversaban, iban a comer en su casa o viceversa, y sus hijos se llevaban súper bien. Aunque ellos no sabían de su verdadera identidad ni mucho menos de dónde provenían o su pasado, eso no quitaba el pensamiento de qué tal vez ellos encontraron alguna información de ellos y de sus padres, y traicionarlos con decirle sobre su paradero al gobierno.

Sin embargo, Adam se dio cuenta que en realidad la misma persona que se expuso e hizo que todo se revelara, era su propio hijo, y no una traición que se supuso en un principio. Él no sabía que sus acciones iba a perjudicar a sus padres, a él mismo y a lo que por algunos años habían tratado de ocultar, porque el pasado volvió a resurgir como una oleada sin retorno.

— Anne te prometí una cosa ese día en el hospital y te aseguro que no te voy a defraudar. Cometí dos errores, cuanto me lamento por eso, pero esta vez no cometeré los mismos errores, no cuando también le prometí a tu mamá lo mismo. No podré morir en paz si no cumplo mi promesa.

— Papá... ¿Quién es Anne?

Él trató de disimular un poco, no iba a permitir que su hija supiera la razón por el cual vino a ese país.

— ¿De qué hablas, hija?

— Escuché lo que estabas diciendo papá ¿me puedes explicar todo eso? — le preguntó confundida.

— Creo que escuchaste mal...

— Escuché perfectamente papá, no pienso irme de aquí hasta que me expliques.

— Hay cosas que nunca podré contar a cualquier persona.

— ¿Ni a tu propia hija?

— Son cosas muy delicadas.

— Si hay algo que te atormenta, me lo puedes decir. Noté tu comportamiento desde que llegaste, y con lo que acabo de escuchar, concluyó que no viniste solamente para visitarnos.

La debilidad de un convicto (Tercera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora