Capitulo 12

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— Ni un paso más...

Miró hacia la cabaña y pensó claramente en sus próximas acciones sin que ese hombre pudiera armar un escándalo. Estaba tan seguro que solamente era un hombre con quien se topó en el camino en un mal momento de su vil vida, pero esos pensamiento decayó cuando la puerta principal de la cabaña se abrió lentamente, dejando ver a otro hombre.

Le sonrió burlonamente, saliendo lentamente.

— Pero mira nada más, de seguro este es el hombre que tiene una hermosa princesita en el sótano.

Hannah.

El azabache apretó su mandíbula y sus manos, estos hombres interrumpieron la paz que albergaba en ese bosque. Pero eso no era todo, ese sujeto vio a la pelirrubia, y ante el pensamiento qué pasó por su mente, ya esperaba lo peor.

— Está muy buena — dijo con un semblante que al azabache le dio un asco — Su cuerpo es espectacular, una ricura.

— No te atrevas a dar un paso.

El azabache se detuvo nuevamente, sus ganas de golpear a ese sujeto estaba más que altas, aunque aún no entendía ese sentimiento que se implantó en su interior. Con esas palabras que había escupido ese hombre, provocó que su ira se apoderaba en él.

— Ese rostro se me hacía conocido, pero ahora ya no se nota mucho...

Ante ello, habían despertado ese sangriento James.

— Interrumpieron mi paz, ahora yo acabaré con ustedes — siseó.

En un simple movimiento, James dio un paso hacia adelante y por reflejo, se tiró al suelo. El hombre disparó ciegamente, pensando que le disparó al azabache, pero él era más listo que ellos, y lamentablemente la bala fue directamente al brazo del otro sujeto.

Sonrió ladino, dio por ventaja el hecho de que el hombre se quedó pasmado, viendo al chico caer de rodillas con el dolor de la bala incrustada en su brazo. Corrió hacia el hombre y le dio un fuerte golpe en su estómago, este retrocedió poniendo sus manos en su estómago y botando la escopeta.

— Es un buen día para cazar ¿no lo creen?

Agarró la escopeta y apuntó al hombre.

— Un grave error cometiste en entrar a mi territorio.

Y sin más, le disparó en la cabeza y luego a su corazón, matándolo de inmediato.

Volteó para encarar al otro sujeto y le disparó en la mano cuando vio que él iba agarrar silenciosamente el arma. Caminó lentamente hacia él, con un semblante que provocó que el sujeto temblara al verlo.

— ¿Así que, te atreviste a tocarla?

El sujeto tenía una cara de horror y miedo, la mirada oscura y tétrica del azabache lo aterraba a tal punto que no podía decir ni una palabra. Ese hombre que ahora tenía al frente suyo, no era el mismo que había visto hace unos minutos atrás.

Le disparó en la pierna.

— Te aprovechaste de una pobre chica sin que yo esté presente — lo agarró de su cabellera — Esto es solo el inicio de tu sufrimiento.

Lo arrastró hasta el interior de la cabaña, cerrando la puerta, luego se iba a encargar del otro hombre.

El sujeto pedía piedad, llorando ante el pensamiento de que iba a morir en manos del azabache.

— De seguro, ella te dijo lo mismo. Sin embargo, no te importó — alzó la escopeta — Vamos a ver hasta qué punto llegaste. Voy a escucharla ahora mismo, solo prepárate mentalmente de lo que se viene para ti.

La debilidad de un convicto (Tercera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora