Capítulo Uno.

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Nala.
Un mes después.

Mama durante el desayuno nos dio la noticia de que Emma había sido adoptada, la pequeña niña ni siquiera se lo esperaba, casi escupía su desayuno en la mesa cuando saltó de la silla y empezó a dar saltitos pequeños en su mismo lugar.

Le aplaudimos con un poco de nostalgia ya que era el alma más imperativa del orfanato, pero sin duda alguna nos alegrábamos por su nueva vida que estaba por comenzar el próximo amanecer.

A excepción de Ry, claro.

Él no aplaudió, ni siquiera le sonrió a Emma cuando ella lo miró para asegurarse de que él también había escuchado la buena noticia. Observé discretamente a Ry, su mandíbula se tensó cuando volteó a ver a Mama que sonreía como siempre, tan cálida y amorosa.

Y aquel gesto contradictorio al momento me hizo preguntarme si Ry sentía celos de Emma al lograr algo que todos nosotros no hemos podido obtener.

Pero luego ese pensamiento se me hizo muy estúpido porque no hay nada que haga sentir a Ry.

Entonces ¿por qué se molestó?

— ¿Lo escuchaste, Nala? — no se podía quedar quieta en mi cama— ¡Tendré una familia! O bueno... dos familias... ¡sí, dos familias!

— Lo sé, Emma, es grandioso, créeme— cepillé por segunda vez su cabello tras deshacer la trenza. Me pidió peinarla luego del desayuno para pasar la mayor parte de su último día en Gaius Hill conmigo— podrás ir a parques, comer los helados que quieras y hacer nuevos amigos en tu grande y magnífica escuela.

— ¡No sé si podré dormir, estoy muy emocionada!

— Debes hacerlo, tienes que tener muchas energías para abrazar a tus nuevos padres y llenarles de besos— me aclaré la garganta, siempre me dolía cada que un niño se iba.

— Oh... Nala, sé cuánto te gustaría estar en mi lugar...

— No te preocupes por mí, en unos meses también saldré de aquí y te iré a visitar para salir juntas ¿Qué te parece eso? — se dio la vuelta para lanzarse a abrazarme por el cuello— yo también voy a extrañarte, Emma...

— Hoy debemos jugar mucho y reír y también hacer travesuras.

— Todo lo que tú quieras haremos, a mí también me sobra mucha energía ¿Sabes?

Cuando terminé de trenzar su cabello, comenzó a saltar entre las camas, no le reprendí, ella sabía que estaba prohibido por Mama, pero como era su último día en el orfanato, yo me haría cargo de los castigos y de ordenar todo de nuevo.

Como no quería que se quedara el resto del día aquí dentro, le dije que ya era hora de jugar con los demás, ella saltó a mis brazos y me pidió que la cargara sobre mi espalda como lo haría un caballo y troté hasta el jardín riéndome con la misma intensidad que ella, ya todos nos estaban esperando ansiosos para jugar de nuevo al 'atrápame si puedes'.

Como de costumbre, me di la vuelta y comencé a contar de diez hacia uno para darles tiempo de huir, pero en lugar de que Emma fuera la primera en correr, se quedó mirando a Ry sentado bajo el árbol con el reloj en mano y su libro en la otra— tienes que correr, Emma— le recordé.

El Orfanato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora