Nala.
No dormí como creía que lo haría. Es decir, sí, me tranquilizó bastante las disculpas mutuas debajo del árbol gracias a la idea de Syla, pero este remolino de nervios en mi pecho no era por la mortificación de cómo se sentían mis dos hermanos menores.
Era más bien por Ry... cuando se separó de mí parecía como si yo lo fuera a contagiar de una enfermedad maligna, marcó una distancia muy notable entre nosotros cuando segundos antes me impidió zafarme del abrazo.
Un abrazo que sólo en mi interior admitiré que tampoco quería que acabase.
Supongo que pensó que nadie lo vería, pero yo sí lo hice, siempre lo veo y esta vez no fue la excepción. Se quedó observando una de las ventanas a oscuras tal cual estuviera alguien que sólo él podría ver mientras que el resto no.
A mi parecer yo gozo de una perfecta visión, si no, no escalaría los árboles para ver desde las alturas, aunque esta ocasión no pude distinguir nada de lo que por su postura erguida y el ligero cambio en su voz debía de ser algo malo.
¿Pudo haber visto a Mama? Era algo imposible, ya debería estar dormida como el resto de nuestros hermanos. ¿Y si no era Mama, sino, la hermana Bria? Podía ser una opción ya que sus tacones haciendo eco a ciertas horas de la madrugada para vigilar los pasillos la delataban.
Si fuera alguna de ellas dos, apuesto a que Ry no hubiera actuado tratando de verse calmado, nos hubiera alertado o en el peor de los casos empujado para ocultarnos, algo muy típico de él.
Entonces, si no fueron ellas ¿De quién se preocupó para mandarnos a nuestras habitaciones con apuro y no dirigirnos la palabra como despedida? No espera un abrazo de nuevo, pero pudo haber dicho «buenas noches, Nala» como lo hizo Syla.
Está mañana esperé a que todas las niñas del dormitorio salieran para poder cambiarme sin tener que ocultar mi mano derecha. El pisotón de Wiley si me lastimó más de lo que he aparentado, incluso estirar los dedos me duele, pero supongo que no hay nada que hacer más que esperar a que, con el tiempo los moretones en mis nudillos y mis dolorosos tendones se recuperen por si solos.
Como por arte de magia.
Luego de haber logrado el mayor reto de mi vida al abrocharme las botas, salí pateando algo sin querer. Un frasco rodó hasta que chocó con la pared y un envoltorio de un vendaje se tambaleó hasta que se quedó quieto en su lugar.
Ladeé la cabeza preguntándome que hacía esto aquí, como una nueva costumbre me fijé a ambos lados del pasillo y al no ver a nadie me agaché a tomarlos y a encerrarme de nuevo en el dormitorio, todavía faltaban cinco minutos para el desayuno, podría tomarme mi tiempo sin prisas.
El frasco era un analgésico para el dolor y el vendaje supongo que era para mi mano. Una sonrisa me tiró de las comisuras por el tierno gesto de Wiley, no había otra persona que no sintiera remordimiento como él y quizá este sea un último gesto amable de su parte por destrozarme la mano con su zapato.
Me tomé las dos pastillas con el último sorbo que quedaba en mi vaso de noche y como pude me enrollé la mano con el vendaje, era más difícil de lo que pensaba hacerlo con una sola mano, pero al menos me ocultaba las zonas moradas más oscuras.
Aunque llevar el vendaje sería más obvio para cualquiera que me viera... a menos que adoptara la postura de Ry con la mano siempre en el bolsillo, nunca más había agradecido tanto que las faldas que debíamos ponernos llevaran bolsillos a los costados.
Durante el desayuno fue gracioso para las niñas pequeñas verme comer con la mano izquierda y tirar en su mayoría de veces lo que tomaba con mi cuchara, yo también me lo tomé como una broma, así que dejé que me ayudaran.
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El Orfanato.
FanfictionGallagher Caro. El Orfanato Gaius Hill es tan bien conocido por ser un paraíso para los niños que no les queda nada a las afueras de un mundo peligroso y demasiado grande para ellos. Nala, quien es el alma más positiva y optimista de aquel lugar, nu...