Extra: La primera conquista de Emma.

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Ry.
Varios años después...

Cada año ha sido peor que el anterior. A menos desde que Emma entró en la pubertad y dejó de querer dos coletas a cada lado de su pequeña cabeza y vestidos de princesas, para ahora escoger su propio estilo "a la moda".

Hoy es su cumpleaños número dieciocho y en lugar de sentirme feliz por mi pequeña haciéndose cada vez más grande, estoy completamente nervioso.

Nala, la mujer de mis ojos. Se sintió muy mal al irse a uno de esos viajes espirituales que ayudan a relajar la energía de la mente y el cuerpo. Después de tantos años su insomnio no ha mejorado, aunque ya no tiene pesadillas como recién que llegamos a esta casa, tampoco se pierde en sus pensamientos.

Es una mejoría notoria, pero sigue sin estar bien... así que, en cuanto sus amigas la invitaron a alejarse de la sociedad para conectar con ella misma, Emma y yo le dijimos que tomara la oportunidad.

Incluso si el viaje era en el cumpleaños de nuestra hija.

De cómo estoy yo no es algo que me guste pensar a fondo, lo único que importa es que cada día entrego lo mejor para mi esposa y mi hija, constantemente estoy corriendo de mi pasado y hasta ahora no me ha alcanzado. Es por eso que no culpo a Nala por dejarse alcanzar por el suyo, al menos ella es valiente.

Recostado en el sofá, estoy cambiando los canales de la televisión como un robot, no hay nada que me haga olvidar que Emma está en esa casa de ese chico que, por muy buena pinta que tenga, no confío ni un poco en él.

Emma me pidió— mejor dicho— me rogó que le diera permiso de ir a una fiesta sorpresa que él le organizó, a cambio pasaría toda la tarde a mi lado hasta que dieran las ocho de la noche.

Y como no puedo negarle nada a ella, acepté y le di permiso de divertirse, al fin y al cabo, si se quedaba en casa solo festejaríamos nosotros dos.

La pantalla de mi celular se iluminó cuando el nombre de Nala apareció llamándome. Apagué la televisión y me senté con rigidez, Nala dijo que no iba a poder usar su celular, así que, algo fuera de lo planeado debía de estar pasando en su viaje.

— ¿Nala? ¿Está todo bien? — si mi preocupación por Emma no me estaba haciendo perder el control, lo que fuera que tuviera Nala lo haría— pensé que no podías usar el celular en tu viaje...

— ¿Ry? ¿Me escuchas? ¿Hola? — su voz a través de la línea era entrecortada, como si su señal no fuera buena.

— ¿En dónde estás, Nala? — mi corazón empezó a acelerarse.

— ¡Te escucho! — jadeó aliviada— ¿Cómo va todo? — pude tranquilizarme cuando su voz serena fue como un calmante— ¿Cómo está Emma?

— Está todo de maravilla— me puse de pie y reproduje la música en la bocina que estaba apuntando hacia el jardín— los chicos y ella están divirtiéndose como nunca— encendí la segunda bocina donde se escuchaban voces y risas tal cual fuera una fiesta como se lo hice creer a Nala.

— Eso parece— suspiró— ¿Nada se ha salido de control? Sé que no es un reto cuidar de adolescentes para ti, pero... ¿No necesitas ayuda?

— Nala, si lo que quieres que diga es que regreses, no pienso decirlo, aunque sea lo que más quiero ahora mismo— me aleje del jardín yéndome a recargar en el marco de la puerta que conectaba con la cocina— disfruta tu viaje, te dije que me haría cargo de Emma.

— Lo sé, pero siento que ella me odiará si no regreso antes de que acabe la noche de su cumpleaños... Me siento culpable por dejarla en este día, Ry— sonreí por inercia cuando su voz tembló. Su dramatismo no iba a desaparecer de ella así pasaran cien años.

El Orfanato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora