Capítulo Cinco.

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Nala.

Con todos los niños en el jardín, ansiosos por la sorpresa que les dije que habría en cuanto acabáramos de comer me vuelven a sudar las manos sabiendo que ninguno sabe en realidad el motivo por el que los obligaré a esforzarse.

Debajo de la sombra del árbol me encuentro con Ry a mi lado, él también está mirando a todos que no entienden nada, y aún así están emocionados.

— Va a funcionar— digo más para mí que para Ry.

— No lo creo, míralos— apunta con su barbilla— Kit y Cora serán los primeros en descalificarse, Lily quiere más jugar con sus muñecas de trapo con Remi que correr dentro del bosque... y puedo seguir con el resto si quieres— se encoge de un hombro.

— La anterior noche me dijiste que estábamos juntos en esto— me giro para verlo de perfil con sus brazos cruzados— no puedes simplemente apoyarme y luego retirarte.

— Sólo soy realista— me mira— los mayores de trece pueden ser la excepción— los señala— con un poco de fuerza entenderán nuestras indicaciones, pero... ¿Los menores? Gastaremos energías y saliva.

Con los dedos juntos y la palma bien estirada, la balanceo hacia su mejilla derecha hasta que su cabeza pierde el equilibrio y se cubre la piel rojiza que ahora le punza como llamas ardiendo cerca de él, lo sé porque así siento mi mano tras abofetearlo.

Una parte de mí no lo quería hacer, la violencia nunca era buena y no nos beneficiaría pelearnos en estas circunstancias, sin embargo, esperé que el golpe le haya reacomodado el cerebro y se quite esas ideas estúpidas de la cabeza.

— ¿Te quedó claro? — le pregunto— de ahora en adelante no podrás retractarte en nada, a menos que seas un cobarde y quieras ser el siguiente en irte por esa maldita reja y terminar como todos los demás.

— ¿Un cobarde? — se frota la mejilla mientras repite lo que yo dije con una voz agria— tú no entiendes nada y es mejor que no lo hagas— bufa.

— Saca el reloj— le punzo el pecho— iniciaremos ya.

Me alejo de él con un sabor amargo en la boca «tú no entiendes nada y es mejor que no lo hagas» me deja pensando su respuesta, no es difícil de entender que Ry usa la psicología inversa como autodefensa, lo descubrí con todos los años que lo observaba.

Pudo haber sido otra de sus tácticas para no admitir que, si es un cobarde, fuera como fuere la sacudida de cerebro funcionó porque al ponerse a unos pasos detrás de mí miré de reojo el reloj listo para ponerlo en marcha.

— ¿Ry va a jugar con nosotros? — Lily es la primera en notarlo al gritarles que se acercaran en un medio círculo frente a mí.

— ¡Sí, él será parte este día de nuestro juego! — los ánimo.

En la mañana hicimos el acuerdo de que mientras yo contaba como usualmente lo hago, él traspasaría la cerca y recorrería el resto de bosque que ha estado prohibido para todos, tendríamos sólo diez minutos, si no encontraba nada marcaría en un tronco lo que recorrió para que la siguiente vez yo avanzara y descubriera el resto.

Siempre uno de los dos tenía que ser el que persiguiera a los demás, no podríamos ir juntos a explorar porque entonces cualquiera de nuestros hermanos nos delataría.

El Orfanato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora