Las cuatro jóvenes disfrutaban del sol de Barcelona en el inmenso parque del centro de la ciudad. Habían traído una enorme esterilla de picnic roja y azul y se habían sentado a jugar a las cartas mientras charlaban. Las horas pasaban y las cuatro reían, hacían bromas y disfrutaban las unas de la compañía de las otras. Sin forzarlo, Violeta se había convertido en una más del grupo.
- Personalmente, creo que eres genial – confesó Ruslana.
- Qué va... Para nada... Vosotras sí que sois geniales. Me habéis acogido tan bien que ya me siento como en casa – los ojos se le empezaron a encharcar y las tres amigas la abrazaron fuerte.
- ¿Sabéis qué? – dijo Chiara de repente –. ¡Esto se merece una voltereta! Para celebrarlo.
Antes de que alguna de las tres pudiera detenerla, la joven ya estaba dando saltos, haciendo la rueda y el pino-puente.
- ¡Aaahhhhh! – gritó de repente.
Violeta se sobresaltó e hizo el intento de levantarse.
- ¿Estás bien? – preguntó.
- Sí, sí – respondió Chiara agarrándose la pierna con cara de dolor –. Tranquila.
- ¿Seguro? Déjame echarle un vistazo – insistió la pelirroja.
- No, de verdad. Estoy bien. No te preocupes – se negó. Imaginar a Violeta tan cerca de ella la ponía demasiado nerviosa como para admitir lo que realmente le dolía.
- Igual deberíamos hacer un pensa, se está haciendo de noche y empieza a hacer frío – sugirió Bea.
- Buena idea, así esta cabra loca no se hará más daño – rio Ruslana –. ¿Vamos?
- Sí, un momento que me acabe de recuperar y vamos – respondió la pelinegra.
- ¿Seguro que estás bien? – preguntó Violeta preocupada.
- Seguro – le sonrió.
Poco después se pusieron en marcha. Tras dos metros y un ratito caminando, estaban en la residencia.
- Kiki, llevas todo el camino cojeando. De verdad, deja que Violeta te eche un vistazo. Es ya prácticamente fisioterapeuta – le dijo Bea.
- Bea, es que me da vergüenza... - agachó la cabeza.
- Venga, no seas tonta – le dio un pequeño golpe en el brazo –. ¡Vio! – la pelirroja, que estaba unos metros más avanzada que ellas, se giró –. ¿Puedes mirarle la pierna a Kiki? Lleva todo el camino cojeando y dice que le duele.
- No es necesario, de verdad – dijo lanzando una mirada asesina a Bea –. Seguro que en un rato se me pasa y mañana estoy como nueva.
- No, Kiki. Si no me importa. Mejor asegurarnos de que no es nada grave. Ven un momento a la habitación y te lo miro. Tengo una crema que te puede ir bien, te la presto.
- Vale, voy – se sonrojó.
Ambas entraron en el cuarto de Violeta. La joven era muy ordenada y tenía todo perfectamente colocado.
- ¿Dónde te duele exactamente? – preguntó Violeta.
- Aquí – respondió la joven señalándose la parte medial del muslo, cerca de la ingle.
- Vale. Sácate el pantalón y túmbate en la cama – le ordenó la pelirroja mientras rebuscaba en su armario.
- Ehh... - entró en pánico –. ¿El pantalón?
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ENTRE ACORDES Y RECUERDOS | KIVI AU
FanfictionLa imagen de aquella cantante de Barcelona quedó fuertemente grabada en el recuerdo de Violeta. Unos meses más tarde, descubrirá que es su nueva compañera de residencia, con la que debe compartir servicio. Chiara, la otra joven, tampoco ha podido ol...