Capítulo 29. Pedazo hijo de fruta

1.2K 45 1
                                    

Ruslana caminaba agresivamente hacia adelante como un caballo con gríngolas, sin prestar atención al resto de cosas que la rodeaban. Tenía un claro objetivo y no pensaba detenerse hasta derribarlo. Se llevó por delante un par de personas de camino, que se giraron cabreadas gritándole que tuviera cuidado, pero ella ni las oyó. El resto de amigos la miraban sorprendidos, pues no acababan de entender qué narices le había cruzado por la cabeza para ponerse así de repente. Todos menos Chiara y Violeta, por supuesto, que intuían perfectamente por qué la joven estaba así. Cuando oyeron gritar a Chiara, el resto de los jóvenes se levantaron y siguieron a la pelirroja fuera del local.

- ¡Tú! ¡Pedazo hijo de la gran puta! - dijo una vez tuvo a Juanjo delante. Le dio un empujón y el chico se desestabilizó, aunque no lo suficiente como para caer -. Estás contento, ¡¿no?!

- ¿Y esta loca qué dice? - preguntó el joven mirando a su amigo con una media sonrisa burlona.

- Que le gusta la fruta - dijo Chiara intentando que su amiga no se metiera en más líos. Agarró a Ruslana por ambos hombros y arrastró levemente a la joven para que volviera dentro. Naiara rompió a reír.

- Adoro a esta tía - dijo riendo. Paul le dio un codazo y la miró seriamente -. Vale, vale. Perdón.

- Mis cojones 33 - dijo Ruslana apartando a su amiga -. He dicho pedazo hijo de la gran puta. Cabrón, que eres un puto cabronazo de mierda - repitió con asco.

- ¿Qué charlas, guarra? - dijo Juanjo enfadado y empujando a la pelirroja como ella antes lo había hecho.

- Eh, ¡tú! Ni se te ocurra volver a tocarla - dijo Lucas acercándose al joven.

- Lo que oyes, subnormal. Y a mí no me llames guarra, te lo advierto - volvió a empujarle con más fuerza. Miró a Lucas -. Y tú no te metas, no necesito un hombre que me defienda.

- Vamos, Rus. Cálmate. No merece la pena. Él no querría esto - intentó disuadirla Chiara. El resto de amigos seguían detrás de las jóvenes, preparados para intervenir en cualquier momento, aunque no supieran de qué iba el asunto.

- Venga, Cris. Vámonos de aquí que esta tía está puto loca - dijo el maño a su amigo.

- Vamos - respondió el joven.

- Tú no te vas a ningún lado, Juanjo - le dijo Ruslana agarrándole del brazo.

- Suéltame, puto loca - se sacudió el brazo para zafarse de aquel amarre.

- Sí, encima haz ver que no sabes quiénes somos - dijo mirando a Chiara.

- Yo a vosotras no os conozco de nada.

- Pues quizás el nombre de Martin te refresca la memoria, guapetón.

- ¿Martin? - el joven se puso blanco y su cuerpo dejó de estar a la defensiva para pasar a un estado semi-relajado, casi consumido por la incertidumbre y la amargura.

- Sí, Martin. El pobre chico al que has estado mareando durante meses para que ahora vayas y te líes con otro, pedazo de cabrón - Ruslana estaba realmente furiosa. Si había algo que podía sacar su lado más agresivo era aquellos que hacían daño a quienes quería. Alex, Álvaro y Bea se miraron fijamente sorprendidos. Ahora todo empezaba a tener más sentido.

- Yo... Yo no... Esto... - balbuceó Juanjo. En su mirada se notaba lo afectado que estaba, su voz sonaba quebrada y podían apreciarse varias lágrimas a punto de caer en sus ojos. Su amigo miraba al grupo de jóvenes con asco y desprecio.

- Ahora me dirás que es mentira, ¿no? - dijo volviéndole a empujar.

- En serio, Rus. Déjalo - volvió a insistir Chiara, que no soportaba las situaciones violentas.

ENTRE ACORDES Y RECUERDOS | KIVI AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora