Capítulo 22. Buenos días

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- ¿Hay hueco para una más? - la voz juguetona de Ruslana, que se apoyaba en el respaldo del sofá, despertó a la pelinegra de golpe.

- ¡Hostia puta, Ruslana! ¡Qué puto susto! - gritó Chiara al ver la sonrisa pícara de su amiga que las miraba sin perder detalle. Agachó la vista y se encontró con el cuerpo desnudo de Violeta abrazado al suyo -. ¡No, no, no! Vio, despierta - dijo nerviosa agitando su hombro -. ¡Y tú deja de mirar, pervertida! - le ordenó a Ruslana, que no podía apartar la mirada del despampanante culo de la andaluza.

- Eh, te me calmas que yo no soy la que se ha quedado dormida en pelotas en la sala común... Haberlo pensado antes.

- Dios... ¡Vivi! ¡Despierta! - volvió a pedirle a su compañera - ¿Qué hora es? - preguntó asustada.

- Cinco minutitos más... Por fa... - dijo la pelirroja agarrándose más a ella.

- Tranqui... Es pronto. No creo que nadie se haya despertado aún, así que os ha salvado la tita Rusli. Anda que si llega a entrar Alex o alguno de estos... Aunque bueno, con el concierto que disteis anoche seguro que se quedan todos durmiendo hasta las tantas.

- Ah, no... - se lamentó Chiara.

- Ah, sí, amiga - dijo riendo -. La pusiste a tono, eh... Aunque bueno, ella no se quedó corta tampoco porque no te había oído gemir así nunca, Kiki... - sonrió juguetona.

- Vivi, por favor. Despierta - dijo desesperada -. ¡Y tú cállate y pásame una manta o algo!

- Sí, hombre... ¿Y privarme de estas vistas? - dijo haciendo un repaso por el cuerpo desnudo de Violeta -. Jamás - si las miradas matasen, Ruslana hubiese sido cenizas -. Vale, vale, fiera... Estás perdiendo el humor, eh... Toma - dijo tirándole una manta a su amiga.

- Gracias - dijo seca. Desdobló la manta y tapó sus cuerpos con ella -. Vivi... - volvió a sacudirla.

- ¿Qué pasa? - dijo al fin. Abrió los ojos y se encontró con la atenta mirada de Ruslana -. Hostia, ¡qué susto, Rus! - miró a ambos lados desconcertada - Pero, pero... - empezó a balbucear.

- Pero nada. Os habéis quedado sopas después de follar en el sofá, guapa - dijo la pelirroja. Violeta empalideció.

- Kiki... - miró a Chiara para confirmar su versión.

- Sí, Vivi... Sí - dijo esta con la cara roja -, pero por suerte solo nos ha visto esta pervertida - dijo tirándole un cojín en la cara -. ¿Quieres dejar de mirar ya?

- Vale, vale... Ya dejo que os vistáis... - se alejó y se acercó a la encimera de la cocina - ¿Queréis café?

- Eh... Vale - respondieron las dos mientras se apresuraban en vestirse.

- Anda que ya os vale... No os he hecho una foto por respeto, pero ganas no me han faltado. Vaya dos cuerpos de escándalo... - bromeó Ruslana.

- Dios, Rus. ¡Basta! Esto no puede salir de aquí - dijo la pelinegra avergonzada -, me muero de vergüenza como estos se enteren...

- Bueno, enterarse ya se habrán enterado digo yo...

- ¿A qué te refieres, Rus? - preguntó la pelirroja.

- A nada, a nada - se apresuró a decir Chiara -. ¿Verdad, Rus?

- Verdad, verdad... - Violeta las miró desconfiada.

- Hicimos mucho ruido, ¿no? - preguntó de repente. Ruslana escupió todo el café que tenía en la boca y estalló en carcajadas.

- ¡Rus! - le llamó la atención Chiara.

ENTRE ACORDES Y RECUERDOS | KIVI AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora