El resto del día transcurrió con normalidad. Cada uno había asistido a sus respectivas clases y por la tarde se habían encontrado en la residencia. Después de un rato charlando, habían empezado a arreglarse para la noche. Cuando Chiara salió de la habitación, los demás ya estaban en la cocina preparando unas pizzas para cenar.
- Guau. ¿De dónde es ese top? – dijo Violeta cuando la vio aparecer.
- De Menorca – respondió Ruslana sin pensar. Bea y Álvaro estallaron en carcajadas y Chiara se empezó a poner tan roja como su camiseta. Violeta, inocente, miraba a Ruslana sin entender el comentario –. Ah, la camiseta dices – rio.
- Es del Zara – respondió finalmente la menorquina avergonzada –. No le hagas caso a Rus... – En ese momento Violeta entendió el comentario y no pudo evitar que se les escapase una risa.
- Cómo te pasas, Rus – dijo la pelirroja dándole un golpe flojo en el brazo –. Acabo de pillarlo. – Chiara miró a su amiga amenazante.
- No he dicho ninguna mentira – levantó los brazos haciéndose la inocente.
- Dios, te voy a matar – la pelinegra empezó a correr hacia donde estaba Ruslana, que empezó a huir. Las dos corrían por la sala, Chiara buscando atrapar a la pelirroja y esta intentando escapar de ella. Al final la pelinegra ganó y acabó empujándola al sofá. Se puso encima de ella y, agarrando un cojín, empezó a golpearla.
- ¡Vale, vale! Me rindo – dijo exhausta –. Tú ganas –. Estiró los brazos ofreciéndole un abrazo de reconciliación que Chiara aceptó con agrado.
- Eres una guarra – le susurró al oído.
- Ya me lo agradecerás – le respondió de la misma manera –. Ahora quita, que tengo hambre – la empujó tan fuerte que cayó al suelo.
- ¡Kiki! ¿Estás bien? – Violeta había presenciado la hostia que su amiga se acababa de dar.
- ¡Todo bien! – dijo levantando el pulgar.
Después de cenar, los jóvenes se sirvieron unas copas. Era habitual en ellos empezar a beber antes de ir a la discoteca. Hablaban, bailaban y, a veces, jugaban a juegos.
- Oye, ¿y si jugamos a algo? – preguntó Alex –. Así para calentar un poquito el ambiente...
- ¿Hacemos un «yo nunca»? – propuso Bea.
- ¿Un qué? – Chiara no entendía.
- Un «yo nunca» – repitió Ruslana. Chiara puso cara de seguir sin entender nada –, uno dice yo nunca nunca he hecho tal y si lo has hecho, bebes.
- Ah – puso cara de entender –, un «jo mai mai».
- Lo que tú digas, Kiki – rio Álvaro.
- Vale – aceptó Alex –, ¿quién empieza?
- Violeta, por nueva – se apresuró a decir Ruslana.
- ¿Yo? – se señaló –. Buf... Yo nunca nunca... – dudó – he vomitado y he seguido bebiendo –. Ruslana y Álvaro bebieron.
- ¿Qué pasa? – preguntó Ruslana al ver las caras de sorprendidos de sus compañeros –. Quien tenga miedo a morir que no nazca.
- Touché, hermana – dijo Álvaro alzando su copa y brindando con la pelirroja –. Venga, Kiki, te toca.
- Jo mai mai... he dudado de mi sexualidad.
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ENTRE ACORDES Y RECUERDOS | KIVI AU
Hayran KurguLa imagen de aquella cantante de Barcelona quedó fuertemente grabada en el recuerdo de Violeta. Unos meses más tarde, descubrirá que es su nueva compañera de residencia, con la que debe compartir servicio. Chiara, la otra joven, tampoco ha podido ol...