Capítulo cincuenta y dos

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Kwan

Mi empleado de confianza se reunió conmigo, con supuesta información de primera mano sobre Alma y la panterita. 

—Ya el trabajo está hecho, Kwan. 

—¿Qué trabajo? — pregunté confundido.

—Jhonny, el hijo mayor de los Roberts, mató a la mujer de Alma Negra. En poco tiempo lo tendremos arrastrado por el suelo— rio. 

—¿Por qué demonios hicieron eso?

—¿Por qué está tan alterado? La organización de los Roberts pretende usar a Alma para sus negocios. Tienen una rivalidad y problemas actualmente con otra organización, por lo que piensan que Alma los puede ayudar a resolverlos. 

—¿Crees que él hará algo luego de que le mataron a la mujer, idiota?

—No creo que le quede remedio. Hubieras visto la cara de Alma, debe haber perdido la cabeza. Sin duda alguna, esa mujer era importante para él. La muy tonta se sacrificó por John, recibiendo el balazo ella. Era intrigante saber quién era la supuesta mujer que hizo que Alma negra, haya perdido su fama y se haya convertido en esa miserable persona que es ahora. 

—¿Dónde está Alma?

—Nadie lo sabe. Lo único que sé sabe es que debe estar de luto, quién sabe si tenga el arma puesta en la sien ahora — rio.

¿Cómo te atreves a dejarla morir, imbécil? Ahora puedo acabar con nuestra tregua y cobrarte las que me debes. Es una lástima que mi linda panterita haya tenido que sacrificarse por semejante basura. 


John

Ha transcurrido un mes, desde ese suceso que puso patas arriba mi vida. Aunque he percibido cierta tranquilidad, en medio del caos mental, algo no me hace sentir del todo seguro. 

—Ya mi trabajo acabó aquí, señor— comentó el doctor frente a la puerta.

—Espero no tener que necesitarte más. Gracias por todo lo que hizo por mi mujer. Esa cantidad es nada, comparado a todo lo que hiciste. 

—Ese es mi deber. 

—Por otro lado, espero tomes unas clases de cocina, creo que yo deberé hacer lo mismo. No pensé que sería tan complicado y necesario. 

—Hay que darle las gracias a nuestras mujeres por poder hacerlo todos los días para nosotros, creo que de mucho me sirvió estar aquí. 

—No puedo imaginar ese desastre todos los días, definitivamente cocinar no es lo mío. 

—Ni lo mío tampoco. 

—Que tengas un buen viaje. Espero tu esposa no se enoje por haberte retenido un mes por acá. 

—Sí lo hará, pero ya veré cómo la contentare. 

—Suerte, caballo. Abdiel, lleva al doctor al aeropuerto.

—Sí, señor. 

Nos dimos un apretón de manos y se fue con Abdiel hacia la entrada de la casa. Es a la primera persona que no elimino luego de hacer algo para mí. Se siente extraño dejarlo ir así como si nada, pero gracias a él, tengo mi cosita conmigo. 

Subí a la habitación y la sorprendí mirando por la ventana

—¿Qué miras? — me acerqué por detrás de ella, y vi que estaba mirando en dirección a la playa.

—Es muy bonita la vista. Debe ser muy divertido estar en familia en un lugar así. 

—Cuando dices familia, ¿a qué te refieres?

Alma Negra (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora