Capítulo cincuenta y seis

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Un mes y medio después…

La situación ha estado más caliente que antes; al estar lejos del negocio, no he podido manejar los problemas que han estado enfrentando. He estado sufriendo pérdidas, y eso me ha tenido de mal humor. 

He pensado en regresar, pero hacerlo, solo pondría a Daisy en peligro y no quiero eso; tampoco quiero dejarla sola aquí. Me encuentro entre la espada y la pared, y es algo insoportable. Sé que deben estar buscándome y no tardarán en encontrarnos; por eso debo prepararme. 

Hace dos semanas, he estado dándole clases de tiro al blanco a Daisy, pero aún no es muy buena. No puedo esperar que aprenda rápido, pero sí quisiera ver mejores resultados. Por otro lado, nuestra convivencia o debería llamarle relación, ha ido mejorando. Hemos tenido nuestras diferencias, pero nada grave. Estamos en el tiempo donde todo se soluciona con sexo, obviamente no me quejo. De ser por mí, discutiría más a menudo con ella. No sé qué sucedió ese día que Kwan vino, pues ella ha estado más caliente de lo habitual. Todos los días anda provocándome y tenemos sexo de tres a cuatro veces diario, creo que hasta he bajado de peso. Terminaré seco como una pasa. 

Hoy no ha sido como otro días. La he notado extraña, o más bien, nerviosa. Vi que estaba en la mesa del comedor hablando con Abdiel, pero al unirme, se sobresaltó. 

—¿Qué te sucede? — le pregunté, mientras tomaba asiento. 

—¿Tienes hambre? — sonrió, evadiendo mi pregunta.

—De comida no— me miró y esbozó una sonrisa—. Abdiel, déjanos a solas — le pedí.

—Permiso— Abdiel se retiró, dejándonos a solas.

—¿Qué te sucede? Te noto muy nerviosa hoy. 

—John, ¿cuándo será que haremos algo de novios? — su pregunta me puso algo nervioso.

—¿Algo de novios? ¿Eso qué significa?

—Salir a cenar, al cine, al parque, y ese tipo de cosas—había creído que el sexo era suficiente, pero veo que no. No pensé que ella querría algo más. Tengo que ser cuidadoso en lo que voy a responder. Hay una probabilidad muy alta, de que termine siendo apuñalado con ese cuchillo que tiene al lado del plato, y más si respondo con lo primero que pensé. 

—¿Qué te gustaría hacer? 

—Ya sé que no eres romántico, y no puedo esperar que lo seas, pero ¿podrías al menos pensar en hacer algo que ambos disfrutemos? Que no sea cazar animales, matar gente, negocios, sexo y ese tipo de cosas que acostumbras— dio justo en el clavo. Joder, las mujeres y sus juegos mentales. 

—En la opción de sexo ambos lo disfrutamos, no solo yo— la mirada que me dio, hizo que pensara en otra respuesta rápido—. Quiero decir, podemos salir y divertirnos a algún sitio. No sé qué lugar podría ser, pues no acostumbro a hacer ese tipo de cosas, pero podemos decidir algo los dos. 

—Olvídalo. Hemos estado encerrados todo este tiempo aquí, es aburrido no poder ir ni a la esquina. He pensado que debería conseguir un empleo. 

—¿Empleo otra vez? ¿Para qué? Tienes todo aquí conmigo, ¿acaso te hace falta algo? 

—No puedo depender de ti siempre, además, así podría salir de estas cuatro paredes. Ni siquiera he podido seguir los estudios.

—¿No te gusta estar conmigo?

—Sí, pero la monotonía no es buena en una relación. No hacemos nada especial, no parecemos una pareja. Siempre estamos encerrados, escondiéndonos de todo, no tenemos vida. Tú estás acostumbrado a esto, pero yo no.

No lo había visto de esa forma. Creo que sin darme cuenta la he estado cagando otra vez. Tiene razón en que no hemos estado haciendo nada especial. Por otro lado, una vida conmigo debe ser aburrida. ¿Cómo se supone que sepa qué hacer, si nunca he tenido una relación con nadie? Lo que para mí está bien y es normal, para ella no lo es. No ha tenido ninguna diversión desde que está conmigo. Estoy acostumbrado a estar solo, a no hacer nada especial, creo que debo orientarme en internet. 

—Dame unas horas para planificar algo, ¿sí? 

—Yo no quiero que te sientas mal por lo que dije, John. No lo dije con ninguna mala intención. 

—Yo te entiendo, cosita. No tienes que aclarar nada, te dije que iba a esforzarme y no lo he hecho; supongo que debo agradecerte por decirme las cosas. Siento mucho por cagarla siempre. 

—Yo te entiendo. No lo digo por nada malo, es solo que quiero que lo nuestro funcione, y que podamos parecer una pareja normal. 

—Si algo más te incomoda de mí, puedes decírmelo, no me voy a molestar. 

Se levantó abruptamente de la silla.

—¿Estás bien?

—Sí, estaba muy rica la comida. Buen provecho. 

—¿A dónde vas? 

—Necesito usar el baño. Ya mismo vengo—caminó ligero y subió las escaleras. Su rostro lucía algo pálido. 

¿Le cayó mal la comida? Creo que debería ir a verla, para asegurarme de que esté bien. 


Daisy 

Subí rápido al baño, las náuseas eran insoportables. He estado así desde hace varios días. Al salir a la habitación, ahí estaba Abdiel. 

—¿Se encuentra bien, señorita?

—Sí, ya estoy mejor. ¿Puedes prepararme el té para que se me vaya? 

—Señorita, ¿cuándo planea decírselo? No podrá ocultarlo por más tiempo. John no es fácil de engañar. 

—No es el momento, Abdiel. Yo no sé cómo John tome esto y no quiero que vaya a molestarse. Él está muy afectado últimamente con las situaciones que está enfrentando y no quiero ser una carga más. 

—No creo que lo tome de mala manera. Él ha cambiado mucho desde que la conoció. Es importante que él también sepa sobre el bebé.

—No estoy preparada para hacerlo, no es el momento de decirle. 

—¿De decirme qué? 

—John… —al escuchar la voz de John se me erizó la piel. ¿Acaso nos escuchó? 

Alma Negra (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora