Daisy salió a tiempo del auto y le agarré del brazo, apartándolas lejos de ahí. Al escuchar el sonido de la explosión, las cubrí a ambas. Por suerte, ya estábamos lo suficientemente lejos como para haber salido heridos.
Jamás me había asustado tanto en mi vida. Sentía un dolor tan fuerte en el pecho, que lágrimas se escaparon de mis ojos. Mis manos temblaron como nunca antes. Pensar en lo que hubiera pasado si no me llegaba a dar cuenta, hacía que se me erizara la piel.
—Tranquilo, estamos bien, John.
—Quédense aquí y no se muevan, por favor. Voy a ver si la camioneta la podemos usar. Debo llevarte a un hospital. Estás muy pálida.
Me fui por la cera, alejándome lo más que pude de lo que quedaba del auto y las llamas, hasta llegar a la camioneta. Busqué por todas partes, tenía que asegurarme de que fuera seguro subirlas ahí. No tenía teléfono para llamar a nadie, y aún si lo hago, están muy lejos para llegar a tiempo por nosotros. Debo llevarlas al hospital, ella está muy pálida y deben examinarlas a ambas.
Logré encender la camioneta y me acerqué donde ellas, para ayudarlas a subir. Estaba pidiendo que no viniera nadie más. Me quedaban solo 26 balas y no puedo malgastarlas o me quedaré corto. No sé ni dónde demonios estábamos, no tenía el GPS para que me ayudara.
Seguí manejando por un largo tiempo, hasta que logré ver unas casas. Me detuve a preguntar, y a ver si alguien tenía un teléfono que me dieran. Me dijeron que estaba muy distante del hospital y no tuve de otra que traer a un anciano conmigo para que nos mostrara el camino, pues no tenían teléfonos.
Luego de varias horas, logramos llegar a nuestro destino. Por suerte, la camioneta tenía suficiente gasolina, o de lo contrario, hubiera sido peor.
Bajé a ambas y las llevé con una enfermera para que las ayudaran; luego regresé con el anciano.
—¿Sabe cómo llegar al aeropuerto?
—Sí, pero está bastante distante, señor.
—Le daré dinero si nos dirige. No podré llevarlo de vuelta a su casa, pero puede quedarse con esta camioneta si quiere. Solo necesito sacar a mi esposa y a mi hija del país.
—Comprendo, les ayudaré.
—Gracias, señor.
Él entró conmigo a la sala de emergencia del hospital y me mantuve esperando hasta que el doctor me diera noticias. Solo pensaba en qué haría ahora. Debo sacarlas de aquí, ellos deben saber la dirección de la casa donde estábamos, y volver sería un gravísimo error; al igual que quedarnos aquí.
—La paciente se encuentra muy bien, y el bebé está en buen estado. Llegaron a tiempo.
—¿Cuándo podré sacarlas de aquí?
—¿Sacarlas?
—Sí, quiero que les dé de alta. ¿Dónde tengo que firmar?
—La paciente debe descansar.
—Lo hará, pero luego de que salga de aquí. Firmaré lo que sea, solo dígame qué debo hacer.
Me miró por unos instantes y accedió. Tan pronto me dio las instrucciones y firmé los documentos, fui al cuarto con el doctor y hablamos con Daisy. La niña estaba con ella y eso me tranquilizó. Le dio las instrucciones a seguir, y abandonó el cuarto.
—Vamos a salir de aquí. Ya firmé el alta de ambas. Sé que las dos deben estar cansadas, pero necesito que aguanten un poco más mientras las saco del país.
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Alma Negra (EN PAUSA)
AcciónUna alma inocente y pura se ve gradualmente corrompida por la maldad, perdiendo el brillo en sus ojos mientras un caparazón se forma en su corazón para evitar la traición a toda costa. Encerrado como un águila enjaulada, su existencia se consume con...